El Papa Francisco, a lo largo de su pontificado, demostró un gran compromiso con la defensa del planeta. En su encíclica Laudato Si’, habló de la “casa común” y pidió cuidar la naturaleza porque está directamente conectada con el sufrimiento de los pobres. El Papa entendía que la crisis ecológica y la crisis social son una sola cosa, y que no podemos hablar de cuidar el medioambiente sin cuidar a las personas más desfavorecidas y vulnerables.
Al mismo tiempo, Carlo Petrini, fundador del movimiento Slow Food, compartió con el Papa Francisco muchos de estos valores como puedan ser el respeto por la naturaleza y la biodiversidad, el apoyo a los pueblos indígenas y a sus saberes tradicionales, la crítica al consumismo y a una economía que destruye el planeta por intereses económicos y la soberanía alimentaria o, dicho de otra forma, la defensa del derecho de cada comunidad a decidir cómo producir y consumir sus alimentos.
Carlo Petrini y el Papa Francisco vieron siempre la comida como algo más que un alimento. La comida es cultura, espiritualidad y vínculo con los demás. Ser conscientes de lo que comemos nos puede ayudar a cuidar del planeta, valorar nuestras raíces y vivir en armonía con la comunidad. (Ver info)
La relación entre el fundador de Slow Food y el Papa no se quedó en palabras. Colaboraron en proyectos reales, como son las “Comunidades Laudato Si’”, a través de las cuales se promueve el cuidado ambiental en los barrios y pueblos. Carlo Petrini también fue invitado y participó en el Sínodo Panamazónico, donde defendió los derechos de las comunidades amazónicas y su forma de vida.
El papa Francisco apoyó públicamente a Slow Food y a los campesinos, pescadores y cocineros y cocineras que cuidan la biodiversidad. Ambos entendían que los saberes locales, las culturas indígenas y el amor por la tierra son claves para construir un futuro más justo.
El camino a seguir
Tanto el Papa Francisco como el fundador de Slow Food, Carlo Petrini, nos han propuesto por medio de sus acciones cambiar de estilo de vida, viviendo de una forma más sencilla, solidaria y conectada con la tierra. Nos han llamado a pensar en el bien común y en el futuro de las próximas generaciones, en vez de vivir sólo para el consumo y la ganancia rápida. Y, aunque vienen de caminos distintos, ambos están unidos por una misma visión: construir un mundo más humano, más justo y en armonía con la naturaleza.
Ahora toca esperar a que el nuevo Papa León XIV siga en esta línea.
Esperamos que así sea.
José Antonio Arberas
Presidente de Slow Food Araba
