Slow Food organiza eventos para homenajear y promocionar a los productores que cultivan alimentos distinguidos utilizando procedimientos respetuosos con el medio ambiente. Los Convivia y los eventos internacionales proporcionan la oportunidad de reforzar las relaciones entre productores y consumidores, una premisa fundamental para cimentar un futuro más placentero basado en el mutuo respeto y conocimiento.

Salone del Gusto

En el mes de Octubre de todos los años pares, el Salone del Gusto recibe a más de 130.000 visitantes en Turín, Italia. Durante los cinco días que dura el evento pueden visitar un enorme mercado con largos pasillos repletos de dulces, cereales, carnes curadas, vegetales encurtidos, quesos, mermeladas, cervezas, vinos espumosos y cualquier especialidad alimentaria imaginable de decenas de países, además de una Enoteca con miles de vinos. Paralelamente se celebran varios centenares de Talleres del Gusto, excursiones culinarias por el Piamonte, el Teatro del Gusto con chefs famosos cocinando para una audiencia deslumbrada, talleres infantiles, etc.

El Salone ofrece un punto de encuentro entre productores conscientes y un público interesado en conocer y degustar alimentos de calidad, y también el entorno ideal para ejercer la educación del gusto e informar al público acerca de las amenazas a la biodiversidad. Y ante todo, es el ámbito idóneo para explorar los placeres del paladar.

Cheese

Desde los toma de fuerte sabor en los pastos de las montañas del arco alpino hasta las hebras de la cuajada de búfalo, las expresiones de la leche son tan numerosas y variadas que Slow Food consideró oportuno dedicar uno de sus principales festivales al queso. Cheese, las Expresiones de la Leche, se celebra bienalmente en Bra, Italia, un emplazamiento histórico para el afinado y la venta de quesos.

La primera edición de Cheese tuvo lugar en 1997, y se ha hecho tan popular que más de 100.000 visitantes (aproximadamente el mismo número que toda la población de la ciudad) se acercan a Bra en el transcurso del evento durante tres días en Septiembre. El público se informa sobre cuestiones importantes como las batallas legales contra los productores de quesos de leche cruda y la desaparición de la tradición de la trashumancia, además de conocer centenares de quesos de todo el mundo.

Slow Fish

Las existencias totales de grandes peces oceánicos se han reducido en un 90% desde la II Guerra Mundial, mientras que el consumo de pescado no muestra síntomas de disminución. La pesca industrial intensiva está destruyendo una fuente tradicional de alimentos y convirtiendo en menos segura la ingesta de productos del mar.

En este contexto, Slow Food organizó la primera edición de Slow Fish, el Salón de alimentación marina sostenible, en 2004. Slow Fish es un evento bienal que se celebra en la ciudad portuaria de Génova y presenta un mercado de productos del mar, educación del gusto para niños, Talleres del Gusto, Citas a la Mesa y un Teatro del Gusto. El propósito del evento consiste en proponer soluciones a la crisis de nuestros océanos que permitan salvar el disfrute responsable de las capturas marítimas y en difundir la necesidad de sistemas de pesca sostenible en contraposición a la devastadora actividad industrial intensiva.

Slow Food y la Problemática de la Pesca

Resulta complicado simplificar los muchos factores que condicionan la salud de la población piscícola, que abarcan desde la contaminación en los océanos hasta el cambio climático global. El pescado es la única fuente primaria de proteínas en el mundo desarrollado que procede principalmente de un hábitat salvaje, y se ha convertido también en una de las más problemáticas.

¿Cómo es posible que Slow Food fomente el consumo de un producto que deberíamos comer limitadamente? Slow Fish lideró el movimiento para tratar este problema. Los Baluartes Slow Food apoyan la pesca costera a pequeña escala y los métodos de captura ancestrales, clasificando y preservando los que son sostenibles y aportan productos destacados que forman parte de nuestra identidad cultural. Slow Food también promueve el consumo del pescado considerado menor dentro de la cadena alimentaria: el pescado de pequeño tamaño, espinoso, que desde hace tiempo constituye la base de la cocina de la costa mediterránea. Consumir estos peces menos apreciados pero sabrosos alivia la presión hacia otras especies más apreciadas. En último extremo, Slow Food propugna la protección de las reservas de pescado salvaje fomentando modelos de piscifactoría de bajo impacto, como la cría de ostras y los sistemas piscícolas de baja densidad con agua corriente, de los que se obtiene un producto más sabroso que su homólogo industrial.