SLOW FOOD 2.0 – REFLEXIONES DE DIRECCIÓN POLÍTICA
La característica principal y la principal razón de ser de Slow Food a nivel planetario es la defensa y conservación de la diversidad.
La diversidad se entiende como un elemento esencial e insustituible para la calidad de vida de los seres vivos en el planeta y el planeta mismo. Diversidad que se combina no sólo desde el punto Científico/Genético, sino también en el plano cultural, estructural de cualquier organización social, de idiomas, de idiologías religiosas y que sintetiza perfectamente nuestro eslogan “Bueno, limpio y justo para todo”. Es una imagen teórica en la que la diversidad toma un papel preponderante, Central e indispensable. Sin diversidad no hay calidad, porque la diversidad es en si misma el corazón de la materia viva, es la sabia vital para expresar la peculiaridad la propia identidad.
El bueno, limpio y justo es necesario aplicarlo a la comida, pero también es necesario aplicarlo al resto de las cosas; esta es nuestra visión que debemos defender y mejorar como algo indispensable para el crecimiento.
En nuestra larga vida, ya de treinta años, Slow Food ha recorrido un largo camino para conocer y experimentar que la diversidad nos da la formación, la pasión y un elemento imprescindible para interpretar los territorios en profundidad, sin reduccionismo y sin simplificaciones, colocando en el centro a los alimentos como principio de supervivencia y adaptación de cada comunidad a la tierra. Nosotros entendemos que abrazar y mejorar la diversidad de cualquier cosa es indispensable para crecimiento y lo mejor para el mundo, para entender la historia, las costumbres milenarias, comprender, sensibilizarse, desarrollar, imaginar y dibujar trayectorias con sentido.
De aquí nace la consideración que nuestro eslogan bueno, limpio y justo pierde significado si no se aplica a la diversidad. Educar a todos en la comprensión de la diversidad es el gran desafío de este siglo. Entender y aceptar el respeto a la diversidad es necesario y la vía de solucionar conflictos. Una diversidad como elemento de identidad que comenzó en los alimentos toma un visión Holística. Sin diversidad no hay identidad ni raíces. Nuestra identidad es construir la nuestra respetando la de los demás, aceptando y conociendo la diversidad del mundo.
QUIÉNES SOMOS Y LO QUE QUEREMOS SER
Con nuestra fragilidad y debilidades debemos reconocer que nuestra presencia internacional ha nacido con muy pocos recursos, pero nuestras instituciones con el tiempo se han enriquecido y se han hecho más ambiciosas ampliando nuestro horizonte interno para llegar a todos los territorios y contextos multiplicando las formas de participación y de afiliación, preponderando la apertura, la acción y la interacción sobre cualquier esquematización de carácter organizativo que a menudo a nosotros mismos no es difícil comprender e interpretar.
Debemos existir formando parte de un cuerpo integral y social para influenciar y orientar el movimiento. Estamos en un tiempo fundamental en que parece evidente la necesidad de ajustar la estructura organizativa a esta multiplicidad de direcciones para ser capaces de superarnos y mejorar en los años venideros haciendo de la diversidad la que nos guíe en el camino.
Es necesario rediseñar el sentido de nuestra actividad y para ello debemos saber cómo acometer la complejidad del planeta y ampliar las miras. La diversidad nos tiene siempre que acompañar y debe constituirse en la base de nuestro trabajo, con los proyectos del arca, los baluartes y con las Comunidades de Tierra Madre. Lo extraordinario de la diversidad es que expresa lo que piensan los territorios y las poblaciones, haciéndolo patrimonio de la humanidad. Toda comunidad necesita construir una economía fuerte a nivel local fuerte pero capaz de estar en red a nivel global. Esta es nuestra idea de economía y desarrollo que debemos implementar. Hay un segundo punto de vista intrínsico a nuestra organización desde su nacimiento y que a veces tendemos a olvidar y que para algunos ha sido considerado como revolucionario y es que Slow Food se reivindica como un movimiento internacional que protege el derecho al placer y aunque hoy se vea más como un movimiento social seguimos hablando del placer de participar y de compartir la ilusión que moviliza miles de voluntarios detrás de nuestro símbolo. Placer entendido como un derecho universal a disfrutar de la excepcionalidad de la vida. Un destino al que no renunciaremos nunca porque es parte de nuestras raíces entendiendo la gastronomía como una disciplina compleja que pone en juego la multiplicidad humana y que no tiene límites definidos y esquemáticos. En este punto es importante reflejar la etimología de dos palabras que a menudo aparecen en nuestro vocabulario para describir nuestra visión del mundo “Complejidad y Armonía”.
Complejidad quiere decir abrazar un mundo en el que frente a una multiplicidad y una diversidad el único enfoque es aceptarla como es, en armonía y en este sentido la lección de nuestra red de Terra Madre es el ejemplo más claro y práctico y debe ser nuestro enfoque para el futuro. Viendo a otras asociaciones internacionales que podríamos considerar afines, tenemos que reconocer que el modelo a seguir es el de apostar fuertemente por la comunicación. Nosotros en este campo hemos hecho la mínima inversión (lo justo) y estamos convencidos que hay que dar alas a nuestras ideas y llevar la realidad de los territorios a todos los lugares del mundo. A menudo hemos puesto el corazón por encima de la cabeza contando con el trabajo de miles de voluntarios hoy podemos trabajar de una manera más inteligente continuando con la labor de Slow Food propulsada por la tecnología de la comunicación y en conexión con otras organizaciones. Debemos trabajar, por encima de todo, la inclusión del resto de organizaciones cercanas a nosotros incluso invitarlas a participar en nuestros Congresos a través de delegados de las mismas. En nuestra nueva visión Holística debemos abrir todas las vías comunes con asociaciones y organizaciones haciéndolas partícipes de nuestras decisiones para mejorar dentro de una austera anarquía creando una hegemonía en el plano cultural y filosófico.
NOS VIENE UNA AMPLIA DISCUSIÓN EN EL PLANO INTERNACIONAL SOBRE EL CONTINENTE AFRICANO
Así como el Congreso de Puebla dio una amplia difusión internacional, el próximo congreso (2017) queremos realizarlo en el Continente Africano, que inequívocamente necesita de un cambio de paradigma. La realidad del Continente Africano sintetiza hoy el hecho más evidente de las contradicciones de nuestra modernidad y que nos coloca al frente del mayor fracaso de un modelo impuesto por nosotros que ha llevado al desastre, no solo económico, sino social, político, humanitario y estamos en la obligación de devolver la dignidad a toda una comunidad.
De los 150 países que participan en Terra Madre, al menos en 30 hay problemas de supervivencia. Problemas que crecen ante la indiferencia de nuestro occidente rico y opulento y que se presentan en forma de una masiva inmigración que estamos asistiendo y que asistiremos durante muchos años. ¿Podemos nosotros quedar fuera de este mundo? ¿podemos seguir trabajando sin que nos influya esto? Estamos ante una situación geopolítica que está siendo una verdadera tercera guerra mundial. La actividad de nuestra organización cobra ahora más sentido en cuanto somos conscientes que el trabajo a favor de la biodiversidad es una pequeña contribución a la paz y al desarrollo humano. Es el momento de decidir en qué parte del mundo estamos y de tomar medidas. Esclavitud, colonialismo, neocolonialismo y explotación son prácticas que los que han llevado a esta situación. El Congreso Africano será no sólo una elección física sino la voluntad de que debemos pensar ya en dar respuestas a las contradicciones que hoy día vivimos en este mundo. Porque estamos obligados a encontrar un modelo organizativo que sea totalmente inclusivo de cualquier diversidad de nuestro entorno, convivium, comunidad de Tierra Madre, realidades indígenas, grupos espontáneos, jóvenes, asociaciones, etc. Debemos expresar y aceptar un modelo de organización fluido y no estructurado de base asociativa que modele nuestro sistema actual. Lo hemos aprendido en Terra Madre que ha sido el encuentro que ha atraído a más poblaciones indígenas y que en el último siglo ha sido la mayor operación de defensa y salvaguardia de la diversidad.
LA PRÁCTICA
Cuanto se ha escrito debe representar la base filosófica de nuestra actividad presente y futura y es necesario abrir una discusión respecto a nuestra estructura organizativa que debe ser inclusiva y no exclusiva a todos los niveles.
Creemos que es necesario, en este sentido, recoger nuestra experiencia positiva que, habiendo nacido con una afiliación al uso en occidente, ha creado una gran red y tiene que abrirse a otras formas organizativas, inéditas hasta ahora, para hacer convivir a la clásica asociación con el nuevo movimiento de Terra Madre. Debemos consolidar estructuras de democracia participativa en las que puedan convivir el mundo occidental con los valores ancestrales de las comunidades indígenas y con un espíritu libertario expresado en la diversidad y la fluidez que hemos sintetizado y nombrado como “austera anarquía”.
Este camino de reorganización estructural (ya iniciado el pasado Consejo Internacional y cuyas ideas aparecen en este documento), como hemos dicho, debe ser extremadamente inclusivo para poder reunir a toda la diversidad volviendo al núcleo político de nuestra asociación que trata de conducir, de compartir el intercambio en toda actividad que desarrollemos. Este es el gran desafío porque es extremadamente difícil trabajar en un campo que no estará, precisamente, plagado de certezas y que requerirá llegar a una política de alianzas, con los demás, aparcando la rígida estructura. Y también a nivel interno debemos buscar la diversidad entre nosotros sin imponer criterios rígidos. Las cosas deben suceder independientemente del sistema de filiación de nuestros asociados. La experiencia nos dice que eliminar límites organizativos y que a menudo durante estos últimos años hemos discutido, es sin lugar a dudas uno de nuestros grandes valores y somos percibidos por los colectivos externos como un movimiento más fuerte y más sólido. Usando la metáfora del cuerpo humano, la diversidad es el corazón que mantiene la vida del mismo y sin él nada es posible. La diversidad genera en nuestra organización la circulación de la savia vital y nuestro sistema está lleno de venas y arterias que representan nuestras ideas, nuestros proyectos, nuestras iniciativas y estructuras de la asociación a nivel central y en cada territorio a los que debemos llevar este mensaje a todos los niveles, también a los más pequeños, también los más marginales; siguiendo con la comparación, los puntos capilares tienen un importante papel en el cuerpo humano y debemos incluirlos en nuestra asociación para salvaguardarlos sin ningún tipo de exigencia jerárquica. Sólo tendremos el cuerpo completo con todos sus órganos trabajando. El desafío es pues conciliar lo local con lo internacional, la diversidad con la necesidad organizativa. Para lograrlo debemos ser fuertes en el plano de pensamiento, poniendo la máxima atención en recibir los estímulos que vienen de la diversidad de los distintos territorios (este es el punto más alto, intenso y profundo del Congreso) concentrándonos en campañas políticas que identifiquen a todos. La idea de una organización con la transposición del valor dual Complejidad-Unidad y Local-Global debe ser arropada con unos principios de sentido común.
A nivel Central:
1.-Necesitamos un centro cualificado para la planificación política para mantener viva la atención y la elaboración teórica de un cuadro político en constante modificación. La reflexión debe ser el núcleo central porque nuestra herramienta la leerá todo el mundo.
2.-Debemos elegir un grupo directivo que se concentre en la elaboración y preparación de campañas internacionales eficaces y vinculantes a todo el movimiento. La sustancia de estas campañas debe ser el elemento identificativo de la unidad internacional del movimiento y nuestra fuerza dependerá de la capacidad de interceptar las instancias fundamentales del mundo gastronómico, agrícola y medioambiental a nivel mundial. Defender y valorizar la diversidad a nivel mundial será nuestro nexo de unión a nivel global. Una comunidad que se construye en torno a la recíproca curiosidad y conocimiento practicado cada día en los territorios, organizando grandes eventos donde encontrarnos y recocer nuestras diferencias hará que fortalezcan nuestras convicciones.
A nivel Territorial:
3.-Máximo respeto a la diversidad de participación a nivel territorial, manteniendo diversas formas de adhesión al movimiento inclusivas y no rígidas. La diversidad de los grupos establecidos es la base de nuestra fuerza y hay que aumentarla no disminuirla. El requisito fundamental para aplicar, sin perjuicio de los principios básicos del Manifiesto que sigue representando nuestro texto fundacional será representada por las campañas internacionales y será el momento en el que toda la red tendrá que rendir cuentas y tendrá que hacerlo de una manera compacta.
Slow Food debe gobernar en los territorios a través del diálogo y la participación entre estas diversidades. No debería haber ninguna primogenitura o jerarquías entre una u otra formación social. La diversidad debe generar un nuevo liderazgo más difundido y menos jerárquico en todos los niveles territoriales. Paradójicamente la concentración es menos eficaz a nivel local que a nivel internacional porque tener solamente una referencia ni es eficiente ni funcional en el cuadro que hemos descrito antes. Asegurar esta ampliación armoniosa debe ser un principio rector de nuestra reorganización.