Slow Food Araba-Álava, junto con la Escuela Agraria de Arkaute, organizó el pasado día 1 de diciembre de 2015, en el aula de presentaciones Telletxea Aretoa de Egibide, un encuentro bajo el título Imaginando nuevos sistemas alimentarios con los alumnos del ciclo superior de Gestión de empresas agropecuarias.
Eduardo Urarte de Slow Food Araba-Álava dirigió el grupo de la organización desarrollando toda una jornada excepcional y altamente apreciada por los alumnos y profesorado de la escuela.
Fue verdaderamente reseñable la atención e interés de estos alumnos durante toda la mañana que fue de menos a más en cuanto a la realización de preguntas e inquietudes surgidas a lo largo de la misma. Estos encuentros con el futuro de nuestra sociedad son el carburante para seguir trabajando en este campo ya que nos animan a continuar al recibir esta satisfactoria respuesta.
Actualmente nuestra esfera sensorial se ha empobrecido notablemente. El tacto, gusto, olfato han sufrido una regresión notable.
El tiempo libre cada vez más escaso y la velocidad de nuestras vidas nos están privando de los instrumentos que pueden permitirnos un conocimiento más profundo, variado y auténtico del mundo que nos rodea. Por ello, adiestrar nuevamente nuestros sentidos, reagudizar la percepción, son aspectos fundamentales en la filosofía Slow Food. Las jóvenes generaciones, en particular, corren el riesgo de perder, además de sus vínculos con el territorio y su relación con las estaciones, el sentido mismo del acto de alimentarse.
Esta es la justificación para poner en marcha los laboratorio del gusto, instrumento utilizado por Slow Food para divulgar la cultura de la comida y el vino, a través de Talleres sensoriales y para desarrollar los sentidos con esos alimentos.
Comenzó con el mismo con la presentación de la Jornada y de los ponentes por parte de Eduardo Urarte encargado de dirigir las actividades: como inicio un largometraje documental sobre Tierra-Alimentación Nosotros alimentamos el mundo, cowboys de carbono realizando posteriormente dinámicas de grupo, después de un pequeño descanso, Alberto López de Ipiña puso al día a los asistentes sobre la actividad del convivum de Araba y la centralidad del alimento, para dar paso al apartado de los orígenes del gusto, el laboratorio propiamente dicho, en el que intervinieron productores como Marcelino Santiago, productor de pollos de caserío, Juan Luis Bujanda, productor de aceite de Rioja Alavesa, José Antonio Merino que habló de las denominaciones de Arabako Txakolina y Queso Idiazabal que realizaron una magnífica exposición del buen hacer de los productores responsables, dando paso a intervenciones como la de Javier Chávez o Bittor Rodríguez haciendo apología de una buena nutrición saludable e intentando fomentar la formación alimentaria que tanta falta nos hace.
Acto seguido Eduardo Urarte indicó el interés que tiene Slow Food en hacerles llegar el trabajo y la filosofía de esta asociación internacional sin ánimo de lucro y la explicación de estas jornadas con los que en un futuro próximo dirigirán instalaciones agropecuarias. Como colofón de la Jornada le llegó el turno a Juan Gil, cocinero Km0 que realizó una magnífica presentación de las verduras de otoño-invierno mostrando las diferentes texturas que se pueden realizar con productos de temporada.
Algunos de los mensajes fueron captados rápidamente por los alumnos como que Europa importa el 90% de soja para sus piensos del otro lado del océano por conocidas empresas de las que no haremos desde aquí publicidad. Temas de transporte, en los que se da la paradoja de que productos hortícolas, nacidos en Europa, se transportan al centro de África, donde, debido a las subvenciones que reciben los agricultores europeos, son vendidos más baratos que los productos locales, con lo cual se da la puntilla a los agricultores africanos. También apareció en esta jornada el conocido tópico de los miles de kilómetros que muchos productos llevan a sus espaldas, cuando el mismo producto se produce localmente.
En el laboratorio del gusto se incidió en las comunidades del alimento, hoy propiciadas por Slow Food pero que en un futuro no muy lejano será seguro una herramienta básica en nuestros suministros de productos alimentarios..
El laboratorio del gusto estuvo presidido por el slogan “Bueno, limpio y justo”. BUENOS, los alimentos tienen que ser organolépticamente agradables, en definitiva que nos den placer al comerlos y buenos para la salud; LIMPIOS, ya que su producción tiene que realizarse con el mínimo impacto ambiental, huir de transgénicos, abonos químicos, etc.; y por último JUSTOS, que nuestros “intelectuales de la tierra” (agricultoras y agricultores, ganaderas y pescadoras) reciban la compensación económica ajustada a su trabajo y labor social realizada.
Los consumidores o co-productores como nos definimos desde Slow Food nos tenemos que asociar con los productores involucrándonos en con ellos asumiendo un compromiso que nos permita obtener alimentos saludables y a ellos asegurar su rentabilidad y trabajo
En definitiva otro granito de arena que esperemos que de sus frutos a medio plazo. Mila esker a todas las personas que habéis hecho posible esta Jornada.