Con el claro objetivo de mostrar al Comité Internacional de Slow Food nuestro territorio, nuestros productos, el trabajo de nuestras productoras y productores, y lograr su difusión a nivel internacional, Slow Food Araba-Álava invitó a este selecto equipo ejecutivo, a celebrar en Araba su reunión ordinaria.
La visita comenzó el viernes 25 de abril con la recepción oficial de las autoridades locales en el Palacio de la Provincia de un concurrido número de miembros y productores de nuestro Convivium; Javier de Andrés, Diputado General, franqueado por Iciar Lamarain, Diputada de Euskera, Cultura y Deporte y el Diputado de Agricultura, Borja Monje, ejerció de anfitrión dando la bienvenida al citado Comité y entregando a Carlo Petrini, Presidente del Slow Food una medalla del Territorio a modo de recuerdo de la visita.
Por su parte Carlo Petrini, además de agradecer el recibimiento, animó a las autoridades locales a seguir trabajando por la producción local, por la educación de niños y adultos y la defensa de los excelentes productos alaveses que ya conocía. Estuvo encantado de que le acompañaran los dos titulares de Departamento que vaticinó que algún día estarán unidos pues “no hay Agricultura sin Cultura y no hay Cultura sin Agricultura”. Terminó su intervención entregando al Diputado General un caracol de piedra realizado por los niños de los talleres de cocina que realiza Slow Food Araba-Álava.
La recepción terminó en la Sociedad Zapardiel, donde este grupo ejecutivo de la Asociación compuesta por miembros de países como Alemania, EEUU, Reino Unido, Senegal Holanda, Italia, etc., pudo poner nota a nuestros manjares como los quesos, txakolís, vinos, legumbres, verduras, miel, embutidos, aceite, carnes varias y por supuesto a nuestros productos del Arca del Gusto (patata, potro y sal). Los miembros del comité que los conocían pudieron apreciar el mantenimiento de la calidad organoléptica y los que por primera vez se bautizaron en su ingesta manifestaron una asombrosa satisfacción. También fue el momento de cambiar impresiones con nuestras productores y productoras de txakolí, aceite, hortalizas o potro de la Montaña Alavesa.
La mañana del sábado la dedicamos al trabajo habitual de estas reuniones directivas y de cuyas conclusiones y decisiones tendréis noticias después de resumir las decisiones. Como anticipo, deciros que nuestro territorio y nuestros productos estuvieron presentes tanto en la reunión del sábado como la del domingo y que, sin ninguna duda, darán frutos importantes en breve.
Después de visitar el reformado local Km0 Sukalki, donde nos recibió amablemente Luis Angel Plágaro y todo su equipo, nos dirigimos al Valle Salado para hacer oficial el reconocimiento del mismo como Baluarte de Slow Food y nombrar a Carlo Petrini y Slow Food embajadores en el mundo del Valle Salado.
La entrega comenzó con unas palabras de agradecimiento a Slow Food por parte de Roberto López de Eguilaz, gerente-director de la Fundación Valle Salado: “a todos vosotros os debemos estar aquí celebrando este acto y conseguir el baluarte Slow Food, una de las más altas distinciones que se conceden en el mundo”, y recordó que chefs de la categoría de Martín Berasategui, Joan Roca, Pedro Subijana, Eneko Atxa y Diego Guerrero ya la utilizan en sus recetas; seguidamente presentó a los intervinientes en acto.
Alberto López de Ipiña, Presidente de Slow Food Araba explicó como se había gestado este hermoso momento a través de un trabajo iniciado en el año 2004 y gracias a un equipo, que de manera totalmente altruista, ha creído en la calidad de este producto. Seguidamente Carlo Petrini, visiblemente emocionado, destacó las bondades del manjar más típico de Añana, ya que fusiona el producto con la historia y la sabiduría popular. “En la actualidad, la comida está perdiendo valor. Muchos la consideran una simple mercancía y sólo hablan de su precio”, lamentó el sociólogo italiano y destacó la importancia de la sal en la historia de la Humanidad hasta el punto de que al precio del trabajo también se le llama salario. Entregando la placa que otorga esta condecoración fue correspondido con las palabras del Diputado General, Javier de Andrés, poniendo de manifiesto que la filosofía de Slow Food es la más alta manifestación de sentido común para valorizar nuestros productos, nuestras productoras y productores y en definitiva nuestro Territorio, necesaria en todo caso para preservar la salud del planeta y su biodiversidad.
Al acto asistió, además de los Salineros y vecinos del pueblo, un nutrido número de representantes del Ejecutivo vasco encabezado por la Consejera de Medio Ambiente Ana Oregi, las Juntas Generales, del equipo de gobierno Foral con Marta Ruiz, Diputada de Medio Ambiente y Borja Monje, Diputado de Agricultura, así como la autoridades locales encabezados por el Alcalde Juan Carlos Medina .
Pero los invitados más especiales fueron las personas que en la actualidad y durante décadas se han dedicado a recoger el ‘oro blanco’ en el valle alavés. “La vida del salinero es muy triste de contar. Todo la vida trabajando y no tenemos un real. A eso de las cuatro nos agarramos al trabuquete, saca que saca escorzadas hasta eso de las siete”, entonaron de forma unísona todos los asistentes para dar por concluida la ceremonia.
Todo terminó con una degustación de productos locales, en la Sociedad Local, en las que el Comité Internacional, el Convivium de Araba y el Pueblo de Salinas de Añana compartieron un estupendo encuentro.
El domingo continuó con una fructífera jornada de trabajo antes de visitar la hermosa ciudad que tenemos “a juicio de nuestros invitados”. La verdad es que lo que para nosotros es lo habitual, para la gente que nos visita es increíble en sostenibilidad, urbanización y accesibilidad. También tuvimos tiempo de visitar alguno de los huertos ecológicos donde Slow Food Araba trabaja con jóvenes y niños.
Juanjo “Anemias” nos obsequió con una estupenda comida en su Sociedad Kapildui para llevar a nuestros visitantes a realizar la obligada visita a la Catedral de Santa María, antes de poner la guinda asistiendo a la Retreta de San Prudencio y Tamborrada donde también ejercieron de anfitriones y disfrutaron de nuestros platos típicos del día perretxikos y caracoles.
En definitiva se fueron a sus lugares de origen con una magnífica impresión de nuestra casa y de sus gentes, del trabajo que estamos desarrollando como Convivium y de la importancia y valor de nuestros productos y baluarte; sin duda ha sido otro granito de arena en la consecución de nuestros objetivos y que dará sus frutos.
Gracias a toda la gente que ha colaborado en proporcionar la infraestructura necesaria para quedar a la máxima altura. Agradecimiento que me piden os transmita todo el Comité Ejecutivo de Slow Food Internacional que ha quedado francamente impresionado.
Y como no, gracias a Carlo Petrini y a todo su equipo por honrarnos visitando nuestro territorio.
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