El colectivo Slow Food Araba organizó, el pasado 6 de julio esta visita con el objetivo de seguir conociendo y poniendo en valor proyectos que nos puedan servir como referencia para impulsar la producción y el consumo de alimentos ecológicos y locales en nuestro entorno.
Proyectos que están trabajando desde la semilla hasta que el alimento se encuentra en nuestras cocinas con una visión de integración social y colectiva, capaces de ir construyendo sistemas agroecológicos más cercanos y sostenibles para el planeta.
Y con la idea de conocer algunas claves importantes para facilitar la incorporación de más personas a la producción de alimentos y ver formulas de comercialización de estos alimentos limpios, buenos y justos.
De Karabaleko podemos destacar el manejo ecológico de la explotación mediante sistemas como la lucha biológica. También la oportunidad dada de inserción laboral de personas en riesgo de exclusión sociolaboral y la venta de semilla de Aleka, de variedades tradicionales de Euskadi.
Quizás lo que más nos sorprendió la sensación de que sin ayudas no saldrían a flote así como el observar cierto monocultivo de tomate y de variedades comerciales como Jack o negro de Crimea, aunque tuviesen alguna tradicional como el plano de Loidi.
Otra de las visitas que realizamos fue el D200, Proyecto de Orona que propicia al día más de 500 menús con producto local y ecolólgico, una estrategia muy hábil para conseguir tres logros importantes con una misma idea:
– buena imagen corporativa
– beneficios para sus empleados ( que imaginamos que redunda en su motivación y compromiso con la empresa)
– Apoyo a los productores km 0 y ecológicos
No estaría nada mal que otras compañías similares copiaran el modelo.
Por último, en Chillida Leku en el restaurante que gestiona también la gerencia del restaurante de Orona realizamos una presentación nuestros productos en un entorno que fue el colofón a una jornada instructiva.






