Para dar forma a esta iniciativa se dispusieron de tres espacios durante estos días las plazas del Machete, Celedones de Oro y la de Santa Bárbara. Los tres espacios estaban preparados para que la gente pueda sentarse relajadamente y entablar conversación, y tampoco faltará la música a cargo de DJs, en un claro guiño a ese público joven que está demostrando un creciente interés en el consumo de este tipo de vino.
Entre las 37 bodegas de Rioja Alavesa participantes, estuvieron Bodegas y Viñedos la Marquesa-Valserrano, Casa Primicia, Eguren Ugarte, Izadi, Loli Casado, Luis Alegre, Luis Cañas, Ostatu, Solagüen y Valdemar. De los txakolis, podrán catarse los de Garate, Artomaña, Arzabro y Astobiza (de Álava), Berroja, Gorka Izagirre y Uriarte (Bizkaiko Txakolina) y Zudugarai, Mokoroa y Talai Berri (los de Getaria).
El festival enológico de la capital alavesa no sería lo mismo sin la aportación a la fiesta de algunos chefs, y la organización dispuso un puesto y una receta para cada uno de los tres espacios en los que se celebra Zuria ta Kitto. En la plaza del Machete se ofrecerá jamón curado de cerdo de caserío Basatxerri cortado a cuchillo, una prueba de que los criadores se esmeran en mejorar la calidad de sus cochinos y sus derivados. En Celedones de Oro se pudieron degustar raciones de mejillones de Euskadi Amarra, los primeros que se producen en la costa vasca con la fórmula de las bateas instaladas en mar abierto, tan comunes en Galicia. Finalmente, en Santa Bárbara, de la mano de SLOW FOOD ARABA, el bocado elegido fue el cucurucho de Artzai Gazta con miel del Gorbea, todo de casa, todo muy rico.
Desde la Ruta del Vino de Rioja Alavesa se está haciendo una fuerte apuesta por potenciar y dar a conocer los vinos blancos. Vinos que han ido perdiendo protagonismo a pesar de la larga tradición de producción vinícola de la comarca.
Las principales diferencias en la elaboración de los vinos tintos y blancos, además de la propia uva empleada, residen en cómo se realiza la fermentación. La fermentación del vino blanco se desarrolla sobre el mosto limpio, por lo que previamente despalillamos y prensamos la uva blanca. Por el contrario, en el vino tinto tempranillo, no realizamos este procedimiento. La uva tinta se fermenta en contacto con las partes sólidas de la vendimia.
Otra diferencia radica en la temperatura a la que se fermentan. Mientras que el mosto blanco se fermenta a unos 16º C durante unos 15 días, el tinto lo hace a 25-28º C.
Las principales variedades utilizadas históricamente son viura, malvasía, garnacha blanca y recientemente el tempranillo blanco. Aunque estas son las principales, la D. O. Rioja autoriza a utilizar otras. A partir del año 2008 se incorporan al Reglamento tres variedades blancas autóctonas: maturana blanca y turruntés (además del tempranillo blanco), así como tres variedades internacionales: chardonnay, sauvignon blanc y verdejo.
Rioja Alavesa diversifica su oferta de vinos blancos de alta calidad con una atractiva gama que multiplica sus posibilidades gastronómicas y momentos de consumo. Todo un mundo por descubrir.
Las claves de la renovación de los vinos blancos de Rioja Alavesa son la ampliación de variedades de uva autorizadas para su elaboración, así como la aptitud para la crianza en barrica y envejecimiento, exclusivo de las zonas vinícolas más privilegiadas.
Reconocida por su especialización en tintos, la Rioja Alavesa posee una gran tradición elaboradora de vinos blancos, que ahora se relanza. La incorporación de nuevas variedades blancas, sumada a las garantías que siempre ofrece este territorio con amplia experiencia en el cultivo de la vid y elaboración de vinos de calidad, está permitiendo irrumpir con fuerza en el mercado de vinos blancos con una atractiva gama que constituye, en opinión de algunos prescriptores, la revolución enológica más importante de los últimos tiempos. Los nuevos blancos de Rioja Alavesa son, por tanto, la expresión del gran potencial innovador. Estos vinos blancos son sinónimo de personalidad y elegancia, ofrecen múltiples posibilidades gastronómicas y momentos de consumo, desde el aperitivo a los postres, pasando por los clásicos maridajes con pastas, arroces, pescados y quesos. Dada su diversidad y los matices de complejidad que presentan, son vinos ideales para satisfacer gustos diferentes en un sinfín de situaciones (disfrutar con amigos, beber en terrazas, en las noches de verano…).
Frente al fenómeno de la estandarización y de la globalización de los vinos, las variedades de uva autóctonas reúnen diversidad y tipicidad, lo que permite mantener la originalidad y diferenciación de los vinos blancos de Rioja. Es el caso de la variedad tempranillo blanco, fruto de una mutación genética descubierta en 1988 en una finca de Murillo de Río Leza, propiedad del viticultor Jesús Galilea.
Una vez más Slow Food Araba ha querido estar potenciando nuestros productos de calidad y a nuestros productores y productoras.





