La XVI Feria del Perretxiko y la Vaca Terreña de Kuartango se convirtió ayer en un canto al producto alavés, con un amplio despliegue de puestos llenos de productos de la tierra, pero también en una jornada para reivindicar su cuidado y promoción, como reclamó el pregonero de esta edición, el todavía presidente de Slow Food Araba, Alberto López de Ipiña.
Su intervención se produjo pasadas las 12.30 horas, cuando el espacio destinado a la feria estaba realmente lleno de vecinos y visitantes. Flanqueado por el diputado general de Álava, Ramiro González, y por el alcalde Kuartango, Eduardo Fernández de Pinedo, López de Ipiña hizo en su intervención un repaso a la labor realizada por la actividad ferial alavesa en los últimos veinte años.
Recordó que a lo largo de estas dos décadas Slow Food había apoyado esta feria, como lo han hecho con otras que han proliferado a lo largo del territorio histórico, que han servido de alguna manera para poner en valor esos productos de calidad y para cimentar el conocimiento de los mismos. “Hay que recordar que hasta no hace mucho estos productos eran grandes desconocidos para alavesas y alaveses”, afirmó, “y a través de la Fiesta del Aceite hemos viso que teníamos un aceite de oliva de extraordinaria calidad en Rioja Alavesa, hemos sabido que tenemos una de las mejores sales del mundo en Salinas de Añana;que tenemos carne maravillosa, como la de potro o la de terreña que es una de las protagonistas de esta feria, hemos visto que tenemos abandonados por ahí frutales y manzanos, como la manzana-pera, muy apreciada y de una calidad tremenda”, prosiguió. “También hemos sabido que nuestros abuelos en invierno plantaban en nuestros huertos la lechuga de invierno, a la que conocemos como Martina y que es excelente. Por ello, esta feria y estas ferias siguen sirviendo para poner en valor lo nuestro, el producto que tenemos en casa”, defendió López de Ipiña.
Sin embargo, también dijo que “creemos que tenemos que dar un pasito más hacia adelante. Entre todos, tenemos que trasladar a la ciudadanía, a la sociedad, que detrás de todos estos productos no solo hay sabor, no solo hay nutrientes, no solo proteínas. Sino que además hay un trabajo de cuidado de nuestros valles, de nuestros montes, de nuestro territorio, lo que hoy llamamos gestión del territorio”. López de Ipiña lamentó que eso es algo que pasa desapercibido cuando vamos a comprar un kilo de perretxikos, un queso o una chuleta de ternera. “Me gustaría que algún día, cuando haga esa compra, me den un ticket en el que ponga diez euros por la terreña y 15 por gestionar tu territorio. Ahí nos daríamos cuenta que productos que nos parecen a primera vista caros son baratísimos comparados con otros que vienen de fuera, que pueden costar algo menos, pero que no solo no gestionan territorio, sino que hasta van en contra de él”.
Por eso, López de Ipiña reclamó a los asistentes que entre todos se apoye el traslado de esa filosofía a la sociedad: “En esa tarea los más importantes sois los productores y productoras, las ganaderas y ganaderos, porque sois los primeros que tenéis que poner en valor vuestro trabajo, estar orgullosos de la profesión que tenéis, que es la más importante -a mi juicio- que existe en el mundo”. Y explicó que de los productores “no solo depende ese alimento que nos llevamos a casa, sino también el aire que respiramos, la salubridad del agua que bebemos, la fertilidad de la tierra que queremos dejar a nuestros hijos, la biodiversidad, el medio ambiente, nuestra salud y por ende la supervivencia del planeta”.
La feria abrió tímidamente sus puertas a las 10:00 horas, como siempre con un amplio despliegue de voluntarios que facilitaron a los 6.000 visitantes que se calculan que acudieron a Kuartango aparcar sus vehículos y acceder a la zona ferial. Contra las primeras impresiones que apuntaban a que habría pocos perretxikos, lo cierto es que se vio abundancia, aunque el recorridode los precios era impresionante: desde los 10 euros de una partida hasta los cerca de 50 de otras. Junto a los perretxikos ocuparon lugares de protagonismo hongos y colmenillas, así como la trufa negra alavesa, con precios, en todos los casos, muy dispares de uno a otro puesto.
En cuanto al ganado terreño, además de una pequeña exposición de vacas en la zona del frontón, destacaba la vaca que se estuvo asando toda la noche y que pasada la una de la tarde fue degustada en pequeñas raciones por las personas que retiraron los tickets en diversos puestos.
Junto a estos productos también estuvieron presentes la sidra de Kuartango, las conservas ecológicas de Ekotarriko, los caracoles de Gatika en generosos envases de cristal, los quesos artesanos, los embutidos, la pastelería y un sinfín de productos.
Como es habitual no faltaron ni el puesto de Kuartango solidario, ni el de Arabako Bakelekua, que tiene cerrado ya el viaje de un grupo de niños saharauis al valle.
Por su parte, el alcalde de Kuartango hizo una breve valoración de la feria manifestando que su alegría porque “al final el tiempo ha respetado”, lo que facilitó que la gente se acercase a Kuartango. “Al principio parecía que la feria iba más floja, pero ahora estamos como otros años, a tope, la gente está disfrutando de la cantidad de puestos y de la variedad de los productos y de las actividades para todos”. Eso sí, el primer edil lamentó la cuestión de los precios, porque creía que ”los perretxikos iban a estar más baratos, ya que esta última semana se ha recogido bastante, pero parece que todavía arrastra un poco la inercia de los precios de San Prudencio”.
(Noticias de Álava por Pablo José Pérez – Lunes, 14 de Mayo de 2018)