Como dice nuestro Presidente Carlo Petrini nuestro sistema alimentario es el fruto de un sistema económico concentrado en el negocio y no en el bien común, es un sistema depredador, que nos ha llevado a tener graves problemas de contaminación de suelos, de agua y de biodiversidad que unidos al impresionante desperdicio nos está costando muy caro.
Por eso afirmamos que este sistema no funciona, estamos asistiendo a una concentración del poder alimentario en manos de pocos, de grandes multinacionales que tienen la propiedad de las semillas, de los pesticidas, de los organismos genéticamente modificados, de las medicinas y de la distribución. Nunca ha habido una concentración de poder tan fuerte y esto es un problema porque mueren los sujetos más pequeños, débiles y difusos.
Pero todos podemos contribuir a remediar esto siendo menos consumista, convirtiéndonos en coproductor buscando, por ejemplo, más información sobre la trazabilidad de los productos, sobre cómo se transforman, sobre qué productos se utilizan conservantes y colorantes, etc.
Intentando transmitir esta filosofía, el pasado sábado 17 de marzo de 2018, nos acercamos a la pequeña localidad de Manurga, con apenas más de 70 habitantes (de los que más de la mitad acudieron a nuestro Laboratorio del Gusto). Localidad de Prudencio María de Verástegui, cuyo palacio de nacimiento se conserva, un ilustre alavés que fue regidor permanente, diputado general de Álava en tres ocasiones, caballero maestrante de Ronda, miembro de la Sociedad Vascongada de Amigos del País y diputado a Cortes por Álava
Comenzamos con una pequeña conferencia sobre la historía, filosofía y trabajo de Slow Food cuyos ejes fundamentales son la valorización de productoras/es y producto, la educación del gusto y la defensa de la biodiversidad y el medio ambiente, para dar paso a los productores.
El primero en salir a la palestra fue Aitor Marauri, productor de aceite en Moreda, con la marca Rivo de Moreta quién aleccionó a los presentes de lo que es un buen aceite, de su utilización y la diferenciación de los aceites refinados; un aceite que además de estar acogido por el Arca Internacional del Gusto, se elabora en ecológico, para terminar realizó una cata comentada del último aceite producido.
José Antonio Merino, Gerente de la D. O. Arabako Txakolina, nos habló de la última campaña de vendimia, que había sido corta cuantitativamente pero de una calidad abrumadora. Realizamos con el una cata de txakoli Astobiza, que recientemente había sido catalogado como el mejor Chacolí por una prestigiosa revista.
Seguidamente Ander Arrieta de la Finca Padura de Gopegi nos habló del trabajo diario que realizan en la misma, de la manera de comercializar sus productos hortícolas, también en ecológico y su apuesta y trabajo por la función didáctica que deben realizar.
A Eduardo Urarte le tocó hablar de las bendiciones de la carne de potro y de paso dar unas pinceladas de lo que son las Comunidades del Alimento, invitando a los presentes a crear la propia en Manurga.
Finalizó esta ronda de presentación Juan Ruiz de Apodaka, productor de miel en Manurga que hizo hincapié de la importancia de proteger nuestras abejas no sólo por el producto que nos proporcionan sino la función medioambiental que tienen en nuestro entorno. Y nos advirtió del problema de la abeja asiática.
Todas estas intervenciones fueron acompañados con diversos pinchos elaborados con los productos de estos “Intelectuales de la Tierra” cocinados de forma magistral por las voluntarias y voluntarios de Slow Food y acompañados por pan de masa madre que Blanca, Esti y Elena De Miguel elaboran en el caserío Berezi de Manurga así como también por la cerveza Baias Kerala, elaborada precisamente con calabaza cultivada en Manurga y cuyos artífices, Idoia y Joselu, no pudieron estar con nosotros.
Todo un lujo de productores, productoras y de propuestas culinarias que magistralmente completó Paco Cuesta, el maravilloso Mago Kapucho con una intervención de la que seguro no se han recuperado los más de cincuenta asistentes a la actividad.