El punto de partida de este Congreso Internacional de Turismo Rural “Reyno de Navarra”, está en una serie de cuellos de botella claves como son:
- la escasez de productos adaptados a nuevas demandas,
- la falta de inteligencia de mercado sobre los nuevos perfiles de la demanda,
- la carencia de innovación y especialización en producto,
- la falta de canales especializados de promoción y comercialización,
- la escasez de profesionales de ecoturismo especializados en interpretación del patrimonio y con idiomas extranjeros.
Por su parte, la administración central tiene el plan firme de reforzar el posicionamiento y la competitividad del turismo rural y de naturaleza en España, dentro del Plan Nacional Integral de Turismo, así como reforzar sus canales de comercialización y el conocimiento del mercado internacional.
La presentación del Observatorio de Turismo Rural en España a cargo del CETT y Escapada Rural nos ha dejando un buen sabor de boca por la generación y transferencia de conocimientos, incidiendo en datos críticos como:
- el uso casi exclusivo de Internet como medio de información por parte de la demanda, o
- la máxima valoración de los componentes experienciales en las webs de turismo rural.
Por su parte, Max Rössberg de la European Wilderness Society planteó el problema de cómo encajar el ecoturismo en las tendencias de la industria hacia el turismo de masas, lo que hace necesario cambiar todo el planteamiento y el modelo de desarrollo del turismo rural y de naturaleza, hacia un modelo más endógeno y participativo. Incidió en el carácter fragmentado y en el pequeño tamaño del mercado ecoturístico actual, aunque la tendencia de crecimiento del mercado ligado a los estilos de vida verde y saludable es imparable mundialmente.
Con más de 100 personas en la sala y dentro de las muchas experiencias puestas de largo en el mismo querían conocer la filosofía de Slow Food y la necesidad de potenciar el producto local desde los agroturismos. Slow Food Araba-Álava ha estado en el mismo poniendo su pequeño granito de arena.
Productos de proximidad y consumo local
La proximidad, como su nombre indica, hace referencia a aquellos productos que se producen en un radio de distancia entre productor y consumidor relativamente cercano. Varios colectivos establecen que un producto es de proximidad cuando la distancia entre el lugar donde se produce y el lugar donde se vende no supera los 100 km. Otros no concretan la distancia, sino que ponen énfasis en priorizar los productos disponibles más cercanos. Es decir, si podemos disponer de una lechuga cultivada en nuestra comarca, no hay que comprar una que provenga de la comarca vecina; o si se cosechan naranjas en las tierras del Ebro, no es necesario adquirirlas en el norte de África. La idea principal es comprar aquel producto que se haya producido lo más cerca posible. No nos referimos sólo a la fruta y la verdura, sino también a la carne, los huevos, los embutidos, la leche y derivados, la fruta seca, los cereales, etc.
¿Y por qué es interesante la compra de proximidad? Pues por un gran número de factores:
- En primer lugar, es más sostenible, tanto ambientalmente como económicamente
- Ayuda a reforzar la economía de la gente de alrededor: de la comarca, de la provincia, etc. El consumo local por parte de ciudadanos y ciudadanas, comerciantes y empresas promueve la actividad económica y se traduce en la generación de empleo y riqueza para nuestro municipio
- Además, la proximidad va muy ligada a la temporada: los productos se encontrarán en su punto óptimo de maduración, serán más frescos y sabrosos, y el precio será más económico, ya que cuanto más cercano sea el producto, menos intermediarios necesitará para llegar al mercado
- Otro aspecto que a menudo se asocia a los productos de proximidad tiene que ver con la relación directa con el productor, generalmente pequeño y que utiliza procedimientos más artesanos
Algunos beneficios que nos puede aportar la compra de proximidad:
- Conocemos la procedencia de los productos y disponemos de más información de quien los ha producido y cómo se han producido; esto da una mayor confianza por parte del consumidor.
- Un consumo medioambientalmente más sostenible con la reducción de los costes de transporte de los productos procedentes de zonas más lejanas.
- Favorecemos la conservación de especies agroalimentarias autóctonas en peligro de extinción.
- Fomentamos el desarrollo de la economía local, en definitiva Consumir local no es solo un compromiso con el consumo responsable, es un apoyo decidido a tu ciudad, a la justicia social y la sostenibilidad.
Productos de temporada
En cuanto a la temporada, como su nombre también indica, hace referencia al tiempo (momento) y define aquellos productos (principalmente fruta, verdura, setas y pescado) que, de manera natural y debido a su ciclo biológico, se encuentran en el punto óptimo de consumo en algún momento del año. Es decir, sólo están disponibles durante un período de tiempo concreto.
Por lo tanto, hay determinados alimentos que tienen una estacionalidad y que, en ese momento concreto, tendrán las máximas propiedades organolépticas: de gusto, de aroma, de aspecto, etc. También serán más asequibles económicamente, ya que habrá más oferta.
Por tanto, es importante conocer la temporalidad de los productos, para sacar el máximo beneficio. Los productos de temporada están relacionados con los de proximidad. Hay que tener en cuenta que cuando un producto proviene de un lugar lejano puede que sea un producto de temporada en esa zona, pero no en la nuestra. Como habrá sido necesario recogerlo antes de tiempo y conservarlo para que llegue a nuestra casa en buenas condiciones seguramente no se habrá cosechado en su mejor momento de maduración y seguramente ¡no será tan bueno!
Así pues, en la concepción de producto de local, también entra la temporalidad (producto de temporada), y dentro del concepto de temporada, la proximidad es un elemento muy relevante. La temporada de los productos está directamente vinculada a una zona concreta. Por lo tanto, si se quiere consumir un producto de temporada, deberá ser también de proximidad y, si se consume un producto de proximidad, será necesariamente de temporada.
Inculcar estos valores a los niños desde muy pequeños les ayudará a aprender a valorar la calidad de los productos, a conocer el valor y el esfuerzo que supone la producción, y a mantener una alimentación más variada, ya que serán conscientes del abanico de alimentos de los que pueden disponer y del momento en el que son más buenos.
Como se suele decir, somos lo que comemos, y con los productos de temporada y de proximidad tenemos al alcance productos frescos en su momento de consumo más óptimo para poder disfrutar de la alimentación.