Por noveno año consecutivo se ha realizado el Encuentro Cívico Alimentario de Vitoria Gasteiz, que se ha convertido ya en un clásico foro que intenta poner en contacto e el mundo rural y el mundo urbano a través de la alimentación; este noveno año es el año en el que la FAO ha declarado el Año internacional de los suelos y queremos poner en valor este recurso que tenemos bajo nuestros pies y la importancia que tiene el tipo de manejo que hagamos para mantener o regenerar su vida y que produzca alimentos sanos. Por ello decidimos dedicarlo al suelo y la tierra. La agro ecología nos habla de esto y de la necesidad de apoyar otros modelos alternativos que están surgiendo para gestionar el territorio, la producción, distribución y consumo de alimentos y con ello poner freno al cambio climático y al aumento de la pobreza en todo el planeta.
Cuando iniciamos la organización de este evento nos pareció que era la hora de abordar la agricultura regenerativa, incipiente todavía entre nosotros pero que avanza aceleradamente ante el desconocimiento de una ciudadanía que habitualmente y cada vez más nos pregunta por ella, por sus objetivos y por sus resultados.
La agricultura regenerativa es un sistema de prácticas agrarias basadas en la menor alteración posible del suelo y en el mantenimiento de una cobertura de restos vegetales. Según la FAO comprende una serie de técnicas que tienen como objetivo fundamental conservar, mejorar y hacer un uso más eficiente de los recursos naturales, mediante un manejo integrado del suelo, agua, agentes biológicos e insumos externos. En cuanto a España, en un estudio realizado por la Universidad de Córdoba y el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, en el que ha participado la Asociación Española Agricultura de Conservación / Suelos Vivos (AEAC/SV), se definen estas técnicas como “Sistema de producción agrícola sostenible, que comprende un conjunto de prácticas agronómicas adaptadas a las exigencias del cultivo y a las condiciones locales de cada región, cuyas técnicas de cultivo y de manejo de suelo lo protegen de su erosión y degradación, mejoran su calidad y biodiversidad, contribuyen a la preservación de los recursos naturales, agua y aire, sin menoscabo de los niveles de producción de las explotaciones”.
Aplicadas a los cultivos herbáceos, las técnicas de agricultura de conservación son las siguientes:
- Siembra directa: El suelo no recibe labor alguna desde la recolección del cultivo hasta la siembra siguiente, manteniéndose todos los restos de la cosecha.
- Mínimo laboreo con cubierta (laboreo de conservación): Preparación del lecho de siembra mediante una o dos labores superficiales dejando al menos el 30% de los restos del cultivo anterior sobre el suelo.
- En cultivos leñosos, las técnicas de Agricultura de Conservación son las cubiertas que se basan en proteger con una cubierta viva o inerte el espacio existente entre las hileras de árboles, conocido comúnmente como calle del olivar.
- Reconocido por múltiples estudios científicos, el método más efectivo para luchar contra la erosión es mantener el suelo cubierto con restos vegetales. De esta manera, se minimiza el impacto directo de las gotas de lluvia, se favorece el incremento de la infiltración y una disminución del poder erosivo de las aguas de escorrentía. Esta reducción será tanto más efectiva cuanto mayor sea la cobertura del suelo.
- En general, aunque existen variaciones en función del tipo de suelo y condiciones locales, las técnicas de Agricultura de Conservación frenan la erosión drásticamente.
Algunos de los beneficios evidentes comprobados de esta práctica son los siguientes:
- SUELO Reducción de la erosión
- Incremento en los niveles de materia orgánica
- Mejora de la estructura
- Mayor biodiversidad
- Incremento de la fertilidad natural del suelo
- AIRE Fijación de Carbono Menor emisión de CO2 a la atmósfera
- AGUA Menor escorrentía
- Menor contaminación de aguas superficiales
- Mayor capacidad de retención de agua
- Menor lixiviado de nutrientes
- Menor riesgo de inundaciones
Presentamos este encuentro en la Sala de Prensa de la Diputación Foral de Álava el 17 de diciembre de 2015 a las 11,30 horas, donde se anunció que Slow Food Araba, junto a la Diputación Foral de Álava y el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, intentaría acercar a las personas del territorio el origen de los productos que consumen y a sus productores, además de dar a conocer a quien los produce y disfrutar de todo su sabor en degustaciones y laboratorios del gusto al estilo Slow Food con productos buenos, limpios y justos. “Y este año en el que la FAO ha declarado el Año internacional de los suelos queremos poner en valor ese recurso que tenemos bajo nuestros pies y la importancia de tiene el tipo de manejo que hagamos para mantener o regenerar su vida y que produzca alimentos sanos”, explicó Alberto López de Ipiña, presidente de Slow Food Araba, que ha contado con la presencia del diputado de Agricultura, Eduardo Aguinaco, del coordinador general de Urbanismo, Medio Ambiente y de Espacio Público del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz y de Roberto Ruiz, de Neiker Teknalia, en la presentación de la jornada.
La agroecología nos habla de esto y de la necesidad de apoyar otros modelos alternativos que están surgiendo para gestionar el territorio, la producción, distribución y consumo de alimentos y con ello poner freno al cambio climático y al aumento de la pobreza en todo el planeta.
Ya el día 19 comenzamos la jornada visitando el huerto en periodo de conversión a ecológico que Caritas tiene en el antiguo Convento de las Brígidas. Allí comenzó presentándonos el proyecto Ramón Ibeas, secretario General de Caritas. A partir de 2007 con la aparición de la crisis aparecen nuevas formas de pobreza y Cáritas de Álava se plantea una asistencia de formación y de empleo. Se dan cuenta que existían mucha tierra antaño gestionada por ordenes religiosas que están en baldío y que podían servir para implementar políticas de inserción social e inserción laboral y van consiguiendo terrenos en Vitoria, Abetxuko, Zuya, Rioja Alavesa y Aiala; en primer lugar, en colaboración con UAGA, seleccionaron una persona capacitada para dirigir la puesta en marcha de los huertos y gestionar los recursos humanos a los que se dirigía, en este caso Aritz Fernández de Labastida, un perito agrícola al que le propusieron un proyecto en el que se podían podrir los tomates pero no las personas. El objetivo principal de proyecto no es el agro sino las personas. Actualmente tienen 6 personas y cinco contratos de trabajo, en este huerto, en periodo de inserción. Para la venta tienen en un puesto en la plaza de abastos y ocasionalmente también venden en el propio huerto. Priorizan a la gente del propio pueblo que esta en situación de necesidad para incluirlos en el proyecto; estas personas, las que no tienen contrato de trabajo, reciben una beca de formación que les permita pagar los servicios básicos de subsistencia. Tienen dos apoyos permanentes y buenos, uno el de la Escuela Agraria y otro el de las distintas ordenes religiosas que les ceden los terrenos. Los distintos huertos tienen unas peculiaridades propias ya cada población tiene unas realidades distintas y necesita unas soluciones distintas.
Posteriormente Aritz nos acompañó por la finca enseñándonos el tipo de producto que cultivan, las técnicas, el trabajo en el día a día de las personas que forman con sus dificultades de idioma, de cultura, etc. El es el coordinador de todos los huertos; en cada uno de ellos nombra un capataz con los que están diariamente en contacto para solventar los problemas. Además de formar en la actividad propiamente agrícola, les enseñan las normas sociales de actuación y de comportamiento con los demás. Terminada la exhaustiva visita nos dirigimos al Centro Cívico Aldabe.
Comenzó Eduardo Urarte presentando el encuentro dedicado a la Tierra conmemorando el año Internacional del Suelo. Presentó a los ponentes y dio la palabra a Javi Chávez. Que dijo que hemos querido comenzar pisando el suelo reivindicando el papel que juega el suelo en la Sociedad y nos hemos centrado en la incorporación a la agricultura, el modelo de trabajo de la tierra fundamental para luchar contra el cambio climático, etc. Presentó a Ana Digón como una gran luchadora por la agricultura regenerativa. Coordinadora del Colectivo Agricultura Regenerativa Agrícola.
Eduardo Urarte, también, presentó el Año Internacional del Suelo y el Manifiesto “No te comas el Planeta”, enviado a la ONU por Slow Food Internacional. Pasó la palabra a Ana Digón que agradeció el trabajo de las organizaciones locales que trabajamos por el alimento como solución a los problemas del Planeta; comenzó indignada por el comportamiento de las Organizaciones de las Naciones que reunidas para solucionar problemas como el del cambio climático no hablan para nada de este asunto, por que los grandes movimientos económicos del mundo no les dejan tratar estos temas y abordar de verdad los problemas que dicen que van a solventar. “ Estamos en un mundo que funciona así…., pero la buena noticia es también que están cambiando las cosas… la gente se está informando más y ya no nos dan gato por liebre”.
El conocimiento implica responsabilidad y es lo que está haciendo que la gente se active para luchar contra esa ocultación intencionada. Pero también tengo que agradecer a todas las personas que estáis trabajando por el alimento local, por el alimento limpio y saludable por que a los demás nos ponen las cosas más fáciles. A mi me han pedido que hable del suelo y os diré que el suelo es la base de todo el sistema productivo y sin embargo los libros de agronomía convencional nos dicen que el suelo es materia inerte en la que crecen plantas; actualmente se sabe que el suelo es una capa viva y que de hecho hay más de mil millones de organismos en cada centímetro cúbico de suelo fértil en comunicación brutal. Un suelo sano, resumiendo algo tan complejo, tiene las tres Ms, los minerales, la microbiología que es la que cicla los minerales y la materia orgánica que es combustible o el alimento de la microbiología. Una planta no come minerales, tiene que haber un proceso biológico para que esos minerales estén disponibles. Los fertilizantes químicos convencionales son sales minerales y al aplicar una sal estás obligando a la planta a tomarla y típico fertilizante de la tienda es una sal con tres minerales sólo cuando en la tierra hay 118 minerales y muchas más cosas más y es como si todos los días del año comeríamos un filete con patatas; estaríamos bien gordos pero no sanos y eso es lo que les ocurre a las plantas. Las plantas están desnutridas, eso se lo comen los animales que también están desnutridos y eso pasa a nosotros……..estamos desmineralizados y eso es parte del problema que tenemos. Una cantidad de enfermedades tremenda, cada vez en gente más joven.
Las tres Ms en simbiosis son las que dan la fertilidad y la vida al suelo. Lo peor que le podemos hacer a ese suelo es ararlo con volteo. Arar el suelo es crear un suelo desnudo degenerativo. El suelo desnudo es el enemigo público número uno. Contrariamente a lo que se dice estamos impermeabilizando el suelo ya que el agua al impactar en un suelo desnudo crea una capa de arcilla que no deja que penetre. El mejor arado son las raíces de las plantas, penetran y rompen la tierra mientras se dirigen hacia abajo y no compactan, hacen que el suelo suba, crean suelo hacia arriba. Arando aumentamos la erosión, perdemos fertilidad y matamos a nuestros aliados, los microorganismos. Según datos de 2010 se pierden 24.000 millones de toneladas de suelo fértil al año, en cifras económicas, un 17% del producto interior bruto mundial. Sabiendo esto tenemos el reto de que lo hemos de revertir, si queremos sostener la vida que está encima del suelo, tenemos que empezar a invertir en la vida que está bajo el suelo. Lo bueno es que nunca habíamos sabido hasta ahora como hacer agricultura, ganadería y construir suelo fértil a la vez. Ahora si sabemos como hacer todo eso a la vez. La agricultura ecológica es un paso necesario para que cojamos todos conciencia, pero no suficiente tenemos que ir mucho más allá incluyendo una cuarta M, el manejo. Suelo cubierto, muchas plantas diferentes y los servicios animales. No podemos separar la agricultura de la ganadería, la naturaleza es un todo que actúa conjuntamente. Los animales se necesitan integrados en el suelo, no sólo porque aportan pisoteo y estiércol sino además activan el suelo al pastar las plantas, las raíces de las mismas se activan. También es necesario integrar al suelo aves que son desparasitadotas; integración de múltiples producciones en el mismo suelo y que el productor llama la coreografía de mi granja. Plantar en pradera viva pastada por animales es otro manejo que se debe recuperar. Si hay que integrar algo de fuera que sean preparados nuestros con productos locales, biofertilizantes de semillas de microorganismos nativos, utilizar procesos regenerativos como es la línea clave, manejo holístico, pastoreo racional, polifeis, agricultura orgánica, todo ello usando la permacultura, etc. Importante es la facilitación para la gestión humana y grupal, ya que nos han educado en un sistema en el cual lo que prevalece es el poder sobre el otro y sin embargo la colaboración es más prevalente en la naturaleza. Si queremos evolucionar tenemos que aprender a cooperar nosotros también y buscar el poder con el otro no contra el otro. Una agricultura sostenible no agota a los suelos ni a las personas. Una definición de agricultura regenerativa es una agricultura que nutre a los suelos, a las personas y a las comunidades. Hay que cambiar la quinta M, la mentalidad. Y esto se cambia con pequeñas personas anónimas, y grupos como Slow Food, no va a venir la ONU, ni Europa, ni el Gobierno, no nos engañemos, lo tenemos que hacer nosotras y nosotros.
Después de un largo aplauso paso la palabra a de Neiker para presentar el proyecto Regen Farming. “Egun on guztioi, gracias a todos, antes de nada quería dar las gracias a la Organización por habernos invitados ya que uno de los objetivos nuestros es dar a conocer los resultados no sólo a los productores sino a también a la Sociedad, así que de nuevo gracias a Slow Food Araba. El objetivo del proyecto Regen Farming, que finaliza a finales del año que viene es demostrar la viabilidad de las prácticas regenerativas sobre la calidad y la salud del suelo y el Medio Ambiente. Para ello lo que estamos haciendo es testar estas prácticas regenerativas, las siembras con mínimo laboreo o ningún laboreo, utilización de especies vegetales perennes que son las que tienen las raíces más profundas, fertilizantes orgánicos y por último el pastoreo planificado que son la clave para dar actividad a todo este suelo. Es un trabajo en tres zonas agriclimáticamente diferentes. En Arkaute, En Roncesvalles a 1000 metros de altura y en tercer lugar a través de la asociación de ganaderos Beorbide en Orduña que nos permite hacer investigación participativa, que es el futuro de la investigación.
El pastoreo planificado se basa en que en vez de ofrecer un territorio completo a los animales, se trocea la finca y cada día se les va ofreciendo un trozo del mismo. De esta manera conseguimos que el pisoteo de los animales, la ingestión que realizan de la hierva de los animales y que el abonado que realizan sea mucho más homogéneo por toda la finca. El suelo y la vegetación tienen más tiempo de recuperarse. En estas tres zonas se monitoriza tanto a nivel del suelo, como a nivel de vegetación y a nivel del animal en los rebaños. Todo esto tanto en campo como en el laboratorio. Utilizan herramientas de monitorización, rápidas, baratas y sencillas que las pueda utilizar cualquier ganadero o técnico a nivel de finca. Todas estas técnicas sencillas a nivel de usuario se están complementando a nivel de laboratorio con otras más complejas que curiosamente coinciden con las sencillas.
A nivel de suelo, los resultados obtenidos al medir cuatro servicios ecosistémicos que deberían de tener los suelos (la de producir hierba para los animales, la de conservar la biodiversidad, la de conservar el propio suelo, y la capacidad que tiene el suelo de lucha contra el cambio climático) son que a nivel de producción hierba se consigue un aumento entre un 10 y un 14 por ciento, a nivel de conservación de biodiversidad observamos que hay más macrofauna en la zona de pastoreo dirigido, en cuanto a la conservación del suelo lo que vemos es que hay menos suelo desnudo, mayor capacidad de infiltración de agua, en cuanto a la lucha contra el cambio climático lo que se ve es que hay más raíces en el suelo con este manejo y este suelo tendrá una mayor capacidad de fijar carbono que no va a la atmósfera y mayor capacidad de luchar contra el cambio climático.
Pasando a la parte de vegetación lo que se ve es que en ausencia de pastoreo se reduce mucho la biodiversidad vegetal y en las tres condiciones agroclimáticas distintas. A nivel productivo este tipo de manejo de los rebaños incrementa el nivel de hierba y con él una mayor autonomía financiera de los rebaños. La leche producida tiene una grasa con una mayor cantidad de ácidos grasos polisaturados que son más saludables para el consumidor. La huella de carbono anterior y posterior al manejo regenerativo nos dice que hay una reducción del empleo del pienso en un 4 por ciento, se eliminan los abonados químicos, se incrementa el tiempo de pastoreo en un 7 por ciento. Esto nos lleva a calcular que se reduce la huella del carbono en un 10 por ciento.
En Arkaute además están combinando este programa con el programa SEEPCAPITAL (utilizando torta para la alimentación animal y el aceite como combustible). Uso integral de semillas como la colza que al prensarlas producen aceite por un lado y torta por otro.
Combinando estos proyectos llegamos a los siguientes resultados objetivos: el coste del biocombustible se reduce entre el 17 y el 20 por ciento, el coste de la alimentación se reduce en un 30 por ciento, mayor autonomía forrajera, ninguno de los dos proyectos promueve Organismos Genéticamente Modificados, la calidad de la leche aumenta, a nivel medioambiental las emisiones fósiles se reducen en un 30 por ciento y las emisiones ganaderas se reducen en un 15 por ciento.
Nerea apoyó su presentación con dos videos muy ilustrativos y tras una merecida ovación del público se paso a parte de preguntas donde entabló una didáctica conversación entre ponentes y asistentes.
Después de estas intervenciones nos dirigimos a la Sociedad Zapardiel para pasar a la parte práctica del Laboratorio del Gusto.
Comenzó presentando la actividad y a los ponentes Alberto López de Ipiña, Presidente de Slow Food Araba .
Los Laboratorios del Gusto son una de las herramientas ideadas por Slow Food para su proyecto de educación del gusto. En un laboratorio se degusta un producto alimentario, un plato o una bebida, con la ayuda de un experto o de un productor que bien conozca y pueda explicar a los participantes las características sensoriales, las técnicas de producción y el contexto cultural de origen del producto, plato o bebida. Mediante estas degustaciones guiadas, que someten a examen añadas o a diferentes elaboradores de un mismo producto, los participantes aprenden a reconocer peculiaridades y diferencias.
Los Laboratorios del Gusto sirven por tanto para conocer mejor los alimentos, comprar de manera más consciente y aprender un lenguaje apropiado de descripción de las características de los alimentos, sin olvidar que aun en los Laboratorios un alimento es ante todo una fuente de placer.
En el mismo contaron sus experiencias en agricultura regenerativa, tanto Aritz Fernández de Labastida, como Nerea Mandaluniz en representación de Mikel Cormenzana y Maite Robina que no pudieron asistir, Eduardo Azpillaga y Felix Ajuria.
Todas sus exposiciones fueron coincidiendo con lo que ya habíamos oído en el Centro Cívico Aldabe anteriormente. Si quedó alguna duda por resolver en Aldabe fueron nuestros productores los que aclararon las mismas en el Labororio; el mismo fue la excusa para deleitarnos con los pinchos que los cocineros fueron sacando a los participantes; pastel de verduras del huerto de Cáritas acompañado de una crema de queso Artzai-Gazta y setas ecológicas de Delika, rabo de vacuno de la Ganadería de Mikel Cormenzana y lecho de patata Gorbea, cucurucho de queso y miel de Félix Ajuria; todo ello maridado con los vinos de Eduardo Azpillaga uno de los pioneros en agricultura regenerativa. No faltó tampoco el aceite ecológico de Moreda de Álava y la Sal de Salinas de Añana. Para terminar destacar el asombro de la mayoría de los asistentes que desconocían estos temas y que seguro que a partir de ahora mirarán al suelo y la alimentación de otra manera y en segundo lugar agradecer el trabajo de todas las voluntarias y voluntarios de Slow Food Araba-Álava que hicieron posible la jornada.