Arantzazu (Oñati, Gipuzkoa) es desde hace más de 500 años un Santuario cuidado por los Franciscanos. Se ubica en el Parque Natural Aizkorri-Aratz, en el corazón de Euskal Herria. Ha sido y es un referente destacado para la fe del pueblo. Guarda en su seno una parte sensible del alma vasca, ha sido enraizamiento en su lengua y cultura, amor a la naturaleza, sobriedad y primado de la persona. A lo largo de la historia, se ha adaptado a las transformaciones sociales sin perder su identidad, constituyéndose en una referencia de espiritualidad, cultura, arte, naturaleza, ética, diálogo y paz; un manantial de humanismo que es patrimonio de todos, un lugar de acogida para personas que buscan.
Arantzazu, también, es referente mundial de la arquitectura y el arte religioso, especialmente por la actual Basílica (1950-55) que aglutina el trabajo de 3 premios Príncipe de Asturias en una sola obra: Saénz de Oiza, Jorge Oteiza y Eduardo Chillida. Además de ellos participaron otros grandes artistas como: Nestor Basterretxea, Xabier Alvarez de Eulate, Lucio Muñoz o Xabier Egaña. Es considerada por los expertos como la mejor construcción religiosa del siglo XX. Con la apertura del seminario en 1909 comienza el siglo más brillante de Arantzazu, convirtiéndose en tiempo de las dictaduras de Primo de Rivera y Franco, en faro de la cultura vasca. Allí surge en 1956 la revista Jakin, que actuará como balsa de salvamento del euskera, lengua prohibida durante el franquismo. En 1968 Arantzazu acogió el congreso de Euskaltzaindia (Academia de la Lengua Vasca) en que se decidió unificar los diferentes dialectos del euskera y donde el conocido como “euskera batua” se inicia de la mano de frailes franciscanos de Arantzazu como Luis Villasante y Bitoriano Gandiaga. En el año 2005 el antiguo seminario ha sido reconvertido de la mano del arquitecto Miguel Angel Alonso del Val en el nuevo edificio Gandiaga Topagunea. Edificio destinado a fomentar el diálogo entre la fe y la cultura y llamado a ser el centro de encuentro de la renovación de Arantzazu y de su adaptación a las nuevas necesidades de la sociedad actual.
Arantzazu se encuentra ubicado dentro del parque natural de Aizkorri-Aratz. Declarado en 2006 tiene una superficie de 19 400 hectáreas y es visitado por 300 000 personas al año. Destacan, su cordal de montañas que junto a la Sierra de Aralar constituye uno de los corredores ecológicos que une los Pirineos con la Cordillera Cantábrica; y el paredón rocoso que se extiende entre los montes Aratz y Aloña en el que se alcanzan las mayores altitudes de la Comunidad Autónoma Vasca: Aitxuri 1551 m, Aizkorri 1544 m.
Arantzazu conecta con nuestras raíces, vincula pasado, presente y futuro, es un hilo conductor que atraviesa el corazón de muchas generaciones, una huella que informa, orienta y contiene sabiduría; pero no es un vestigio del pasado ni un resto arqueológico petrificado, es una huella en movimiento, respira.
Por esta y otras razones preparamos una visita desde nuestro Convivium para ver in situ esta realidad. Comenzamos por la Basílica donde el Sacristán parroquial, Antonio Larrea nos dio unas primeras pinceladas de la historia de la misma, su valor arquitectónico y sus perspectivas historico-religiosas de este lugar de Culto. Acompañados por Nicolás, Franciscano y amante del pastoreo vimos la Iglesia inicial hoy Cripta de la Basílica. Seguidamente fuimos al Centro de Interpretación del Parketxea Aizkorri-Aratz, un espacio interactivo en el edificio Gandiaga Topagunea, que ofrece una visión didáctica de todos los valores de este Parque Natural. Un entorno especial mantenido gracias al pastoreo, la ganadería y el aprovechamiento forestal. Dentro del Parque Natural de Aizkorri-Aratz, las cumbres de Altzania, Aizkorri, Urkilla, Zaraia o Aitxuri, marcan la divisoria de aguas entre el Golfo de Vizcaya y el Mediterráneo. Aquí nacen tres de los ríos más importantes de Gipuzkoa: el Deba, el Urola y el Oria.
El predominio de la roca caliza es muy notorio y, tanto el paisaje como las formas generadas, son algunos de los principales rasgos de la cordillera. La circulación de aguas subterráneas, por ejemplo, ha creado una extensa red de galerías. Así mismo, el patrimonio cultural que guarda el Parque Natural de Aizkorri-Aratz es muy reseñable.
No en vano hay posibilidad de conocer monumentos megalíticos, e incluso antiguas estructuras relacionadas con el carboneo y el pastoreo. De cualquier forma, la amplitud del territorio evidencia la complejidad paisajística y la diversidad de sus uso.
Los hayedos de la vertiente norte, los melojares de la vertiente sur, los pastos de montaña y las parcelas de coníferas cubren la mayor parte del Parque Natural de Aizkorri-Aratz.
Esa diversidad de ecosistemas se ve reflejada en las numerosas especies que han encontrado un lugar ideal para vivir tanto en los bosques como en las praderas o roquedos: tritón alpino, rana patilarga, halcón peregrino, buitre leonado, alimoche, chova piquigualda, chova piquirroja, topillo nival, marta, turón, gato montés, varias especies de murciélagos…
El origen de la presencia humana en este entorno se pierde en la niebla de los días. Los monumentos megalíticos componen la evidencia más significativa del paso de los hombres miles de años atrás.
Desde entonces, el pastoreo, el carboneo y otras tantas actividades también han ido dejando su impronta. A pesar de ser mucho más reciente, el Santuario de Arantzazu merece una mención especial, ya que en él confluyen fe y cultura.
Junto a todo ello, la cueva de Arrikrutz igualmente hace una aportación importante al patrimonio cultural de la zona.
Dando un agradable paseo nos acercamos hasta Gomiztegi; algunos antes no nos quisimos perder la hermosa vista de Duru, enclave donde encontramos tres construcciones de pastores tal y como se utilizaban hace más de cien años: el aprisco para las ovejas, la casa paasto y una tercera txabola para usos diversos.
En Gomiztegi nos esperaba Batis Otaegi quien nos puso al día del lugar en que nos encontrábamos.
El año 1950 los franciscanos de Arantzazu compraron Gomiztegi, caserío situado a unos 3 kilómetros del Santuario y localizado en el Parque Natural Aizkorri. En un principio el número de cabezas de ganado era reducido. Con el tiempo, se han destinado importantes parcelas de terreno al ganado ovino.
Hace unos 26 años se conformó un rebaño en el caserío y se acondicionó una excelente quesería artesanal. El respeto a las normativas ambientales y el esmero en el cuidado del rebaño ha permitido que hayan recibido en varias ocasiones el premio al mejor rebaño de ovejas latxas de la CAPV.
Como resultado, en 1997 surge Artzain Eskola (Escuela de Pastores) al amparo del Gobierno Vasco. Cada año se organiza el curso Artzain Eskola destinado a la formación y capacitación de nuevos pastores y cursos para pastores profesionales dentro de la oferta formativa de ITSASMENDIKOI, Centro Integral para la Formación, Promoción y el Desarrollo Rural y Litoral de la Comunidad Autónoma del País Vasco.
En el 2006 se crea Gomeiztegi Elkartea, asociación compuesta por los Padres Franciscanos de Arantzazu, Diputación Foral de Gipuzkoa e ITSASMENDIKOI con el objetivo de actualizar los conocimientos de los actuales y futuros pastores. Para ello, la asociación realizó las inversiones necesarias en las instalaciones productivas, formativas y del entorno.
Al mismo tiempo, y con el objeto de gestionar el caserío, se creó la Cooperativa Gomiztegi. Las principales líneas de trabajo de esta cooperativa son:
- Gestión del caserío: rebaño de ovejas latxa y elaboración de queso de pastor con Denominación de Origen Idiazabal
- Formación: ITSASMENDIKOI Artzain Eskola (Escuela de Pastores) y asesoramiento sectorial
- Promoción y divulgación del pastoreo: visitas guiadas, catas de queso, etc.
Las claves del manejo del rebaño y del proyecto Gomiztegi son:
- Utilización de pastos naturales y comunales
- Respeto a los animales.
- Cumplimiento de los aspectos medioambientales.
- Formación profesional integral.
- Prácticas en instalaciones profesionales con ciclo cerrado (producción, transformación y comercialización).
- Fusión entre la tradición y la modernidad: pastoreo tradicional actualizado.
- Potenciación del patrimonio cultural pastoril vasco (sistema latxo, razas locales).
Después de esta didáctica exposición recorrimos las instalaciones de manejo y de elaboración de los quesos y productos que realizan en un intento de diversificar su tienda e ir más allá de del típico queso Idiazabal; cremas, queso azul, queso fresco, cuajadas, etc. Conforman una abanico de productos de esta explotación que da trabajo a cinco personas.
Y siguiendo nuesta costumbre, como toda visita tiene su parte práctica, realizamos una pequeña degustación de los citados productos acompañados con Getariako Txakolina, Luis Etxaniz.