En 2009 la Asociación de Ganaderos de Ovino de Carne de Álava (ASGOCAL) creó la marca de cordero ARAKOR, para diferenciar los corderos de sus asociados en el mercado. Marca que nace por la preocupación en el descenso del consumo de esta carne, debido a los cambios de hábitos nutricionales y a la competencia que genera la entrada de corderos de fuera, por ejemplo, de Gales, traídos por mayoristas o grandes cadenas de distribución, “a precios competitivos pero con una calidad inferior”.
Diferenciar el cordero de carne de Álava y buscar canales de distribución propios para que la carne llegue directamente a los restaurantes y carnicerías, sin depender de los mayoristas.
En definitiva el objetivo que se pretende es que el producto logre ser valorado en el mercado con una comercialización efectiva, pero sin tener que montar una red de comercialización propia, ya que la mayoría de los productores no tienen un volumen suficiente para ello.
Los productores tienen sus explotaciones por todo el territorio y se les encuentra en Alegría, Azáceta, Berantevilla, Santa Cruz de Campezo, Comunión, Bergüenda, Villabezana y en la Rioja Alavesa. Crían ejemplares de las razas Rasa, Navarra y Berrinchón, y los lechales tienen un peso de entre 10 y 13,5 kilos y menos de 40 días de vida cuando son sacrificados.
Conocidos ganaderos alaveses como Rituerto, Turrado, Baralde, Eduardo Arenaza Díaz de Alda, Ocio Ibáñez , Juán Pablo Ruiz de Loizaga o Eugenio Iñiguez de Heredia son los artíces de esta propuesta que junto a establecimientos como la Carnicería de Santi Aguirre, Carnicería Sebastián Martín, Carnicería Amelia-Luis Mariano Toquero,Carnicería Jesús Mª Ojanguren, Carnicería Amado, Carnicería Elías, Carnicería Hermanos Montoya, Carnicería Arriaga y la Carnicería Izaguirre han creado entre todos esta red de venta de un infravalorado producto alavés.
Así que con estas premisas, el 19 de junio de 2011, preparamos una cata de este producto en el Restaurante la Tabarna de Kuto, que regenta el cocinero de Slow Food Juán Manuel Moreno Nova; probamos el cordero con distintas preparaciones, desde el asado tradicional hasta el realizado en 24 horas a baja temperatura. Los resultados lo pusieron en su justo lugar; se valoraron aspectos como la fase visual, la fase olfativa (sensación, persistencia, complejidad) la fase gustativa (la terneza, la jugosidad y el sabor) consiguiendo una valoración media de 8,42 de un máximo de 10 puntos. Seguro que la puntuación también influyó el maridaje con un crianza Rioja alavesa de Fernández de Piérola de Moreda, el aceite de Rioja Alavesa y la sal de Salinas de Añana que los profesionales de la cocina utilizaron con sorprendente maestría.