Bajo el título “el erotismo del producto alavés” Slow Food Araba-Álava estuvo presente el pasado 10 de junio en la exposición «Yo Príapo». En palabras de su autor Josean Morlesín Damián la muestra gira en torno a un dios de la cultura grecorromana llamado Príapo. En el panteón mítico se le considera un dios menor vinculado a cultos de fecundidad de la Madre Tierra y, por consiguiente, de la mujer.
Se identifica como itifálico por su característico miembro en permanente erección que utiliza para propiciar la fertilidad de los campos, jardines y huertos, de los que es patrono, protector y custodio.
Fecundo dios de la tierra y los rebaños, de la caza y pesca abundantes, de las abejas y la producción de miel, del éxito en los viajes, favorecedor de la riqueza, la prosperidad y la buena suerte preservándonos del mal de ojo. En esta muestra podemos ver una serie de obras artísticas utilizando plantas hortalizas, frutas, animales, cuya interpretación se mece en un doble sentido, el real y el trasfondo sensual o sexual.
En este contexto no podía faltar Slow Food dando su toque culinario particular y haciendo partícipes de esta obra a nuestros productos y nuestros productores, como dice el autor, pretendiendo evocar, sin recurrir a réplicas ni originales de museo, y de forma divertida, el sugerente mundo de este fecundo dios.
Tratado todo con tacto y amenidad, procurando que el comensal de manera entretenida y sin advertirlo, obtenga referencias interesantes que enriquezcan sus conocimientos sobre hábitos peculiares de los antiguos griegos y romanos. Usos y creencias que perviven sin duda en buena parte de aspectos y matices de nuestra cultura mediterránea actual.
Karmen María Aulia, encargada de dar contexto a este encuentro comenzó en esta segunda edición junto a Marisol Arregui, Eduardo Urarte, Josean Merino, Gaspar Garcia o Apicius, Fernando Villanueva, en esta ocasión nos presentó unas yemas de espárrago con pequeños tomates Cherry y cebollata de pobes aromatizados con aceite de Rioja alavesa que fueron más que sugerentes para los afortunados que compartieron este excelente momento. Continuamos con un mejillón abierto con una salsa de verduras ecológicas dispuestas de manera provocante y a la vez elegante, para terminar con unas nueces de Zuia bañadas con miel de Antoñana, formula de las casamenteras y celestinas de la Edad Media que ponían de manifiesto que entre los placeres que satisfacen al ser humano está el cocinar y amar. Cocinar para la persona amada es un acto de seducción y además existe un vínculo entre la cocina y el amor que son los ingredientes afrodisiacos, que supuestamente intensifican el amor y la pasión.
Estas creaciones fueron maridadas con el espumoso de Arabako Txakolina Ardo Aparduna de Laudio.
Una nueva manera de casar cultura y gastronomía que hizo las delicias de cuantos asistieron al acto.