Incidiendo en el empeño de acercar los consumidores a los productores en una interrelación que nos lleve a todos a fomar parte de una misma Comunidad del Alimento que, no sólo asegure la viavilidad de nuestros gestoras del Territorio, sino nuestra salud y bienestar social, una vez más Slow Food Araba se adentra en el Valle de Aramaiona, escondido entre montes, situado entre Álava, Gipuzkoa y Bizkaia, un lugar paradisiaco y desconocido para los propios alaveses.
Sus ermitas, cuevas, parques, caseríos, montes y riachuelos, nos ofrecen un espectáculo impresionante. Pero no veníamos a hacer turismo veniamos a ver de primera mano un modelo y un proyecto innovador de lo tradicional e ilusinante por lo que puede suponer como ejemplo para nuestro sector primario.
Doscientos caseríos en activo, un creciente asociacionismo entre los productores locales y una masa forestal que ronda las mil hectáreas convierten a Aramaio en campo abonado para la próxima ‘revolución verde’. El Ayuntamiento de la vecina localidad alavesa y sus caseros quieren tejer con estos mimbres un innovador proyecto para relanzar la actividad productiva agroalimentaria y forestal; organizar su comercialización; impulsar la investigación y formación en el sector primario; fomentar los atractivos recreativo-culturales y, encima, generar energía para proporcionar agua caliente y calefacción a todos los aramaioarras mediante biomasa forestal (una caldera alimentada con leña triturada).
Con estas premisas, la primera piedra de esta iniciativa Aramaixo 2010-2014, como han bautizado a este ambicioso plan, se ha colocado con el comienzo de la construcción del Centro de Investigación y Transformación (CIT) que se levanta en la zona Eguzki Erripa. Se erigirá un edificio multifuncional, financiado con fondos del Plan E, que dará cabida en su seno a cuentas empresas y asociaciones agroalimentarias locales lo soliciten. Así, la asociación de productores de manzana y sidra (ASE) pionera en esta cruzada, la de pastores de ovino, la de ganaderos de monte, la de panaderos, forestalistas o la asociación para la defensa del patrimonio cultural (ABOT), entre otras, podrán establecer su sede y desarrollar su actividad en el pabellón del CIT.
El futuro Centro de Investigación y Transformación de Eguzki Erripa será una instalación abierta a todos los productores y a todos los productos. Un mismo baserritarra o ganadero podrá incorporarse indistintamente y a un tiempo al grupo de cultivadores de hortalizas, o a los de elaboradores de pan o miel, o a los dedicados a la transformación de derivados lácteos, carne, conservas, mermeladas… Cada uno de estos grupo de trabajo dispondrá de los registros sanitarios correspondientes, ahorrando engorrosos trámites administrativos a los baserritarras. Sus productos se incorporarán a un catálogo que actualmente ya ocupa más de dos folios.
El horizonte que abrirá la inauguración del CIT a los 200 caseríos de Aramaio es inmenso; unas instalaciones con las debidas condiciones higiénicas, el asesoramiento de personal cualificado y el conocimiento derivado de la actividad investigadora y formativa, dispararán las potencialidades de la producción agroalimentaria local.
Hortalizas frescas, productos lácteos y cárnicos, conservas y transformados… compondrán la amplísima oferta de productos englobados bajo la marca ‘Aramaixo’. El consumidor podrá adquirir estos productos ecológicos, locales, estacionales y a un precio competitivo a través de los canales comerciales tradicionales, ferias o bien directamente a domicilio. También esta en marcha un punto de venta directo en el edificio del antiguo matadero.
La fundación ‘Aramaixo Baserri Berri’ pilotará no sólo el Centro de Investigación y Transformación de Eguzki Erripa, también será de su competencia la gestión de los restantes proyectos aparejados dentro de la iniciativa ‘Aramaixo’, como el ‘Agroaldea’, el sistema calefactor por biomasa y un parque cultural de 15 hectáreas.
Con estas premisas, el 22 de mayo de 2011, fuimos excelentemente recibidos por Juan Antonio Aretxaga, Pedro Lizarralde y el Asesor Técnico del Ayuntamiento Aitor Larramendi. Después de disfrutar de un maravilloso paisaje a traves de localidades como Olaeta, Gantzaga, Etxaguen, Makaño, Barajuen, Azkoaga, Uribarri, Untzilla, etc. llegamos a Ibarra, centro neurálgico del Valle o la Calle como lo conocen los caseros. Aquí pudimos apreciar el local que hasta ahora les ha servido para realizar la producción de sidra, zumo y que incluso lo utilizan para amacenar las pequeñas cantidades de leche que venden en común. No vamos a entrar en la manera de producir la sidra o el zumo simplemente diremos que lo hacen como toda la vida pero asociados para compartir gastos de infraestructura. Abogan por un sistema tradicional donde todas las sidras sean la expresión de los propios productores y no estén homogeneizadas lo que mantendrá viva la llama de la diversididad de sabores y gusto. Sabia elección que permitirá que la diferenciación no muera en el proyecto como ha ocurrido con otros productos muy nuestros. Después de ver estas instalaciones que permiten elaborar en condiciones aceptables de calidad pero muy limitadas de espacio, pasamos al ayuntamiento donde Aitor, Juán Antonio y Pedro nos expusieron el proyecto del Valle A.B.B. cuyas premisas esán basadas en: Un caserío, como unidad económica, adaptado a nuestros tiempos en cuanto modernidad integrada, pero manteniendo la filosofía y estructura de siempre. El objetivo además de la pervivencia del Caserío, potenciar la actividad del sector primario local dando solución al autoconsumo y comercializando directamente el excedente.
Para ello han establecido unos principios “sine qua non”:
- Producto natural y ecológico
- Variedades locales y productos de temporada
- Alianzas directas entre Consumidor y productor.
La estrategia para el desarrollo del proyecto está basada y aunque sea muy reiterativa en el Caserío como unidad de la actividad, en la recuperación y aprovechamiento de terrenos, maquinaria y espacios actuales, primar la salubridad, la garantía de calidad y la productividad razonable.
Hoy en día y como cabeza del proyecto casi 40 productores de sidra y zumo de manzana caminan por esta senda, propiciando la cultura de la sidra y de la manzana no sólo entre adultos con Ferias como el Sagardo Eguna sino trabajando en las aulas escolares con satisfactorios resultados.
Apoyados por las instituciones, han emprendio grados de formación, de visitas a otras experiencias y de supervisión del grado de la técnica actual para llevar a cabo el proyecto, todo un ejemplo de autogestión de quién no espera que vengan otros a solucionar sus problemas sino que se ponen manos a la obra.
Después de esta interesante exposición no dirigimos a ver in situ el estado de ejecución del Centro de Investigación y Transformación de Eguzki Erripa. Un Centro que en avanzado estado de construcción se puede decir que se está haciendo realidad. Ni que decir tiene que el paisaje hizo las delicias de los visitantes, entre las brumas que se pegaban a las laderas de este hermoso valle. Visitamos también las explotaciones de manzanos donde no dejan de experimentar para mejorar su producción: selección de variedades, experiencias multiples con podas, adaptación a la climatológia y mucha formación a sus asociados. Actualmente tienen un vivero para el injerto de variedades con 1000 patrones M-7 certificados. Trabajan en la creacción de un banco de Germoplasma, también en la experimentación con diferentes estructuras, el comportamiento ante plagas y enfermedades, crear material didáctico para centros escolares y desarrollar la comercialización dentro del proyecto ABB.
Como siempre es importante la clase práctica y pillandonos de paso hicimos una parada en el restaurante/sidrería, Iturrieta Sagardotegi con unas vistas impresionantes, donde pudimos degustar unas sidras y zumos naturales desconocidos por la mayoria de los visitantes y que causaron sensación. Mientras un grupo nos disponiamos a preparar la degustación de nuestro obligado Laboratorio del Gusto, el resto tuvo la suerte de visitar huertas al estilo del método Gaspar Caballero, biodinámicas y que están proporcionando la comercialización de cestas de producto de temporada.
El posterior laboratorio se realizó en Murumendi Elkartea, con carnes autóctonas como la carne de potro de la montaña alavesa, queso de Artzai Gazta, carne de raza Betizu, Sal de salinas de Añana, patata alavesa o chorizo artesano de Arbulo acompañados, por supuesto, de sidra y zumo de manzana artesanal del Caserío Mendibitzu de Juán Antonio Aretxaga. Concienciado productor muy entusiamado con el citado proyecto. Una experiencia que a buen seguro motivará a difundir esta idea y esta filosofía necesaria para la supervivencia de nuestros Intelectuales de la Tierra, amén de una buena referencia para consumir sano y saludable.