El 13 de junio, después de una excelente comida en el txoko de Juan Luis Bujanda de Moreda como punto final al Laboratorio del Gusto, nos dirigimos al Trujal de la Cooperativa de Moreda donde su Presidente, Jesús Eraso, nos esperaba para visitar sus instalaciones.
Comenzamos viendo el antiguo molino que conservan para conocimiento de generaciones venideras. Molino a base de rulas y solera que se construían de piedra granítica o basáltica. Fuimos desgranando todas las actividades de cada parte que Jesús con notable emoción y nostalgia nos iba presentando. La tolva para tragar las aceitunas, los elevadores, los batidores, antiguas bombas hidráulicas para prensar los viejos capachos en los que se vertía la pasta de aceituna de la que salía el aceite. Para terminar los tanques de decantación para dejar el aceite limpio de alpechín.
Posteriormente pasamos a las nuevas instalaciones. Aquí ya aparecen los controles electrónicos que garantizan un aceite limpio y de calidad. Los tanques de almacenamiento son de acero inoxidable. Una nueva apuesta atrevida para los nuevos tiempos que requieren productos de alta calidad y que a poco que se vayan poniendo de acuerdo entre los socios de la cooperativa podrán generar una importante fuente de recursos para el pueblo. Con esta visita dimos por terminado el día.
El domingo 14 a las 9,30 de la mañana nos esperaba Juan Luis Bujanda con su tractor y un remolque para llevarnos por el último reducto alavés de olivos centenarios. Una hermosa franja entre Moreda, Oión y Labraza que por su pobreza rústica para sembrar cereal o plantar viñas ha permitido que sobrevivan estos antiquísimos olivos que poco a poco se van recuperando gracias a la responsabilidad de algunos jóvenes agricultores como Juan Luis.
Francamente fue una excursión excitante y novedosa por el vehículo utilizado, pero didáctica y sorprendente por el desconocido paisaje.
Nuestro conductor y guía nos iba poniendo al día sobre la historia de la zona desde los asentamientos romanos que impusieron su triunvirato agrícola (olivo, viña y cereal). En la primera mitad del siglo XX se produjo el arrancamiento indiscriminado de los olivares por su baja rentabilidad, debida en cierta medida a las modas y a erróneas campañas de desprestigio de nuestro aceite de oliva en pro de los aceites de girasol y soja americanos. Primero el cereal y luego las viñas fueron sustituyendo estos milenarios árboles símbolos de paz y de prosperidad.
Los trujales también abundaban en todos los núcleos poblacionales pero fueron desapareciendo con la de los olivares quedando únicamente en los lugares inaccesibles o limitados para el resto de producciones. Hoy en día hay un intento de recuperar esta tradición olivera (que prácticamente se limitaba al autoconsumo) y fruto de ello es el nacimiento, también, de ADORA (Asociación del Olivo de Rioja Alavesa) incrementándose en el último lustro de 200 a 300 las hectáreas de superficie olivar. Merecido esfuerzo de algunos agricultores que esperemos que en breve vean su recompensa no sólo por recuperar una variedad autóctona como el Arróniz sino por los beneficios medioambientales aumentando la biodiversidad y luchando contra la erosión. Juan Luis nos iba poniendo al día para distinguir un olivo abandonado de otros recuperados, así como las peculiaridades de la variedad arróniz idónea para un clima entre mediterráneo y atlántico que es capaz de aguantar los duros inviernos de esta zona.
Dimos por terminada esta rústica visita fenomenalmente guiada por este joven y responsable agricultor, que dejando de utilizar herbicidas, productos químicos y agresivos para la tierra ha emprendido un camino hacia la transformación de los convencionales métodos de cultivos y que esperamos que muy pronto pueda hablarnos de producciones biológicas.
Aprovechando que estábamos cerca de la bella Labraza nos dirigimos a su medieval casco urbano para de la mano de Urbano Requibatiz visitar esta localidad que recientemente ha obtenido el premio “Word Walled Town of the year award 2008-2009”,Walled Towns Friendship Circle Sysmposium –Canterbury 2008. El Consejo Ejecutivo del Círculo Internacional de Ciudades Amuralladas decidió otorgar su máxima distinción al Plan Director de Conservación de la Muralla Habitada de Labraza (Álava) que desarrolla la Sociedad Foral Arabarri.
Labraza, que recibió fuero de Sancho VII “El Fuerte” en 1196, actualmente cuenta con una población de 114 habitantes.
De la mano de Urbano, que a sus 80 años cuenta con una lucidez envidiable, fuimos descubriendo esta maravilla alavesa que se encuentra ultimando pequeñas obras de restauración. Llama la atención el soterramiento de todos los cables eléctricos y la prohibición de circulación para vehículos en el interior del núcleo amurallado que dota a la localidad de inusitada paz y tranquilidad.
La torre de la Iglesia, de 64 escalones de piedra, fue construida por Martín Beratua de Abadiano en 1769.
Ya en el interior podemos ver un hermoso retablo dedicado a San Miguel en 1750 en perfecto estado de conservación. Se adorna el templo con copias de tablas flamencas, cuyos originales de 1450 están depositados en el Museo Sacro Foral. Como testigo de su historia también se puede ver la Conmemoración del VM centenario del Fuero de Labraza concedido por Sancho el Fuerte.
El paseo por el pequeño pueblo fue detallado al milímetro por nuestro anfitrión haciendo referencias a cada edificación que encontrábamos y que no sería prolijo relatar en tan poco espacio, por lo que os recomiendo visitar personalmente. Aunque no podemos dejar de hacer referencia a la Fuente del Moro (edificación de planta cuadrangular en parte baja de la villa que la comunica con el centro mismo de la misma a través de un túnel) o al bosque de pino alepo (halepensis), especie autóctona, único en Euskadi y de los pocos que quedan en Europa.
No faltó tampoco un recital de poesías de este singular personaje que en su pequeña bodega escavada en la roca compartió con nosotros un exclusivo vino elaborado a base de uva tempranillo y de nuez que cría y mima para sus amigos.
Otra costumbre curiosa de Labraza es festejar la fiesta de cada calle con un completo aperitivo de preparados pinchos y bebidas que los habitantes de la calle festejada se afanan en adornar y presentar para el disfrute de los epigastrios del resto de vecinos. En esta ocasión tocaba a los habitantes de los arrabales quienes amablemente nos convidaron a probar sus excelentes manjares que con agrado aceptamos y disfrutamos. Una verdadera lección de convivencia y convivialidad que todos deberíamos aprender.
Terminada esta impresionante visita, nos dirigimos Barriobusto donde nos esperaba el antiguo trujal, hoy convertido museo. No difería mucho del visto en Moreda pero que sirve para aleccionar a los interesados en esta producción y para dar una completa idea de la producción de aceite. Además de todos los artilugios y enseres necesarios para esta elaboración tan preciada cuentan con video en el que se muestra todo el proceso desde que la aceituna está en el olivo hasta que el aceite llega a nuestra mesa. Si quedaba alguna duda sobre este ancestral y artesanal trabajo aquí terminamos por resolverla.
Después de visitar este pequeño museo nos trasladamos a la bodega Torre de San Millán donde nos esperaba su propietario Pablo Martínez. Hay que señalar que bodegas hemos visto muchas en Rioja Alavesa y en otras comarcas pero de esta hay que señalar su sala de barricas construida con piedra con inusitado gusto. Digna de ver también es su sala de catas de dónde sale el plácet a sus mejores caldos por los expertos convocados en cada ocasión.
Como no podía ser de otra manera terminamos la jornada en el txoko de Pablo con una ensalada ilustrada y unas patitas de cordero bien regadas con los diferentes caldos de esta bodega que comercializa con el nombre de Gorrebusto.
hola,
me gustaría encontrar la forma de ponerme en contacto con Juan Luis Bujanda,si podríais facilitarme algun dato, mi e.mail es l.urretxu@hotmail.com
muchas gracas
un saludo