Durante el periodo Triásico (hace entre 251 y 208 millones de años), en una época en la que todos los continentes estaban unidos formando el continente llamado Pangea, Salinas de Añana se encontraba sumergida bajo un gran océano. La evaporación de sus aguas provocó la deposición de grandes capas de evaporitas en su fondo que, con el tiempo, fueron cubiertas por otros estratos.
La existencia de sal en Añana se explica por el fenómeno geológico denominado diapiro. En líneas generales, consiste en la ascensión hacia la superficie terrestre de materiales más antiguos debido a su menor densidad, del mismo modo que una burbuja de aire inmersa en un líquido tiene un movimiento ascendente. Este particular proceso comenzó en el caso que nos ocupa hace unos 220 millones, cuando las rocas evaporíticas del Triásico en facies Keuper -situadas a unos 5 kilómetros de profundidad- comenzaron a ascender a la superficie, arrastrado consigo los materiales que caracterizan el paisaje salinero: carniolas, ofitas, calizas. margas, arcillas, etc. Este proceso se encuentra aún activo.
La cosecha de este año, en palabras de Andoni Erquiaga, Gerente de la Fundación Valle Salado, a pesar de las lluvias veraniegas ha sido fructífera. Toda la oferta se ha quedado pequeña para atender la enorme demanda del producto gracias a las más de 40.000 visitas que se han producido durante el verano, «un millar más que el año pasado».
Valentín Angulo Presidente de la Asociación de Salineros Gatzaga nos recordó datos interesantes como que desde el siglo XII, el Concejo de la Villa y los Caballeros Herederos de las Reales Salinas de Añana, dirimían conjuntamente en litigios y pleitos, y ya a partir del siglo XVI, será la Comunidad ella sola, quien intervenga en todos los asuntos de las salinas, eligiendo y nombrando a los que en base a su honradez e imparcialidad eran considerados Los hombre buenos.
Estos hombres buenos, decidían y regulaban sobre temas como la distribución de las aguas, el adecentamiento de las zonas comunes, y en su caso representaban a la Comunidad cuando fuese .
El diputado general de Álava, Ramiro González, el Presidente de las Juntas Generales, Pedro Elosegui y la Directora de Medio Ambiente Amaia también participaron en el acto, celebrado el 16 de septiembre de 2017, en el que una treintena de personas, vestidas de azul, se agrupó en la plaza acudiendo a la llamada. Antes de iniciar la jornada se les decía «dónde había que trabajar y para quien habían que sacar la sal», explicó Valentín Angulo, presidente de Gatzagak.
Un trago de albillo, un vino dulce elaborado con las uvas residuales y maduras de txakoli con unas galletas puso en marcha a las dos tandas. Una trabajó en las salinas más alejadas del almacén. La otra más cerca. En el Valle Salado eligieron a los medidores. «Hombre buenos que controlaban que la sal no estuviera muy apelmazada ni hueca».
La jornada incluyó un emocionado homenaje de los salineros a Luis Angel Plágaro quien a través de sus fogones, sus espacios de difusión gastronómica y de todos los foros en los que participa difunde las bondades de este producto único en el mundo. Fue nombrado caballero de la Comunidad de Herederos, «porque sin ti, no hubiéramos podido ver este momento». Los salineros le entregaron la capa de caballero, la makila de mando, la txapela de honor y el sello validador que reconoce los fueros de la localidad.
Hubo además exhibición de danzas y típicas y cantos tradicionales de Salinas. «La vida del salinero es muy triste de contar: todo el día trabajando y no ganamos un real», rezaba una jota. Después, cobro de jornal y concurso de tomates.
Antes de cerrar el acto se cantaron una serie de canciones salineras amenizadas por la banda de txistularis antes de continuar con las diversas actividades que completaron la jornada.