Continuando con el trabajo de difundir una alimentación sana y saludable, entre los niños, Slow Food Araba-Álava realizó el pasado jueves, 6 de noviembre de 2014, a las 15:30, horas un taller de huerto y cocina, en el colegio Ibaiondo de Lakua.
Ya hace unos años que inauguró su huerto escolar y es ahora el momento de poner esos alimentos en la mesa y recoger los frutos de este modelo educativo integral.
De la mano de Maite González a la cabeza y sus voluntarios y voluntarias de Slow Food Araba-Álava, los niños y niñas, recolectaron los pocos productos del huerto a los que se añadieron los traídos por el equipo de Slow Food Arba, aprendieron a transformarlos y fueron motivo del alimento de su merienda. Más de 40 alumnos en grupos de edades entre los 4 y 11 años disfrutaron de dos recetas ecológicas: una salsa de tomate con calabacín de su propio huerto y una compota de manzana con orejones, ciruelas y canela.
Las jóvenes generaciones, y los niños en particular, corren el riesgo de perder, además de sus vínculos con el territorio y su relación con las estaciones, el sentido mismo del acto de alimentarse. Por ello surgen estos talleres-cocina como instrumento para divulgar la cultura de la comida y para desarrollar los sentidos con esos alimentos.
El taller comenzó en el propio huerto donde Maite explicó a los niños qué productos iban a utilizar para hacer un estupendo plato. Junto a Maite estuvieron Apicius, Marifeli y Gaspar que acabaron cansados pero satisfechos de ver las sonrisas de quienes pronto abanderarán una alimentación saludable y sostenible.
Somos conscientes que la dieta actual de los niños europeos produce efectos nocivos en su salud y es objeto de grandes preocupaciones. Europa está afrontando una epidemia de obesidad: la mitad de su población adulta y el 20% de los niños tienen sobrepeso, y el número de niños obesos aumenta en 400.000 unidades cada año. La nutrición excesiva parece que agrava algunas enfermedades muy comunes como la diabetes, el cáncer y las cardiopatías.
Por otra parte, la malnutrición infantil se ha duplicado y la anemia entre los niños en edad preescolar representa un nuevo desafío a afrontar en Europa. En otros países, sobre todo en la Europa del Este se ven afectados por una alimentación insuficiente y la obesidad.
Desafortunadamente, esta tendencia parece aumentar en las jóvenes generaciones, entre las cuales el consumo de alimentos poco saludables y la reducción de la actividad física son tendencias cada vez más recurrentes. Los jóvenes, además, corren el riesgo de perder el contacto con el campo y las estaciones del año, y de no comprender el significado real del acto de comer.
Optar por un estilo de vida más sano es fundamental para reducir los problemas de salud, vinculados a dietas desequilibradas, y sus costes públicos. Este factor podría contribuir a mejorar la economía local y la sostenibilidad ambiental.
La alimentación buena significa placer y una mejor calidad de vida para nuestras sociedades. Por eso, las instituciones y las escuelas tienen una doble responsabilidad en la tarea de mejorar los hábitos alimentarios: suministrar educación alimentaria y del gusto a los jóvenes europeos y sostener la agricultura de pequeña escala. Slow Food considera que sólo un enfoque integrado, que incluya a todos los sectores relevantes de la cadena (agricultura, planificación urbana, educación), será eficaz para mejorar y restablecer un equilibrio más sano.