La alimentación del niño debe ser variada y equilibrada para potenciar un adecuado crecimiento y desarrollo, se deben incluir todos los grupos de alimentos con el fin de conseguir aportes nutricionales satisfactorios. Alternar el consumo de carne, huevos y pescado para cubrir las necesidades proteicas de fuentes animales y realizar preparaciones culinarias sencillas y poco condimentadas es fundamental en estas edades.
También es importante fraccionar la ingesta de alimentos en distintas raciones al día. El desayuno debería cubrir el 25% del total calórico de la ingesta y diariamente se debe consumir alimentos del grupo de las frutas y verduras. Se debe elegirlas maduras y prepararlas en papillas, zumo, compotas o fruta troceada ya que es una buena alternativa propiciando, en el niño, diferentes texturas de alimentos.
Algunas sencillas reglas son el evitar los dulces y bebidas de alto contenido calórico, no forzar al niño a la hora de la comida para evitar la conducta de rechazo hacia los alimentos, programar e intentar cumplir un ritmo regular en las comidas, incluir raciones pequeñas entre horas para las situaciones donde el niño no ha comido bien. Por ejemplo: un yogur, un pequeño bocadillo casero de jamón o queso, o una pieza de fruta.
Normas que parecen básicas y conocidas y sin embargo no se llevan a cabo ya que La dieta actual de los niños europeos produce efectos nocivos en su salud y es objeto de grandes preocupaciones. Europa está afrontando una epidemia de obesidad: la mitad de su población adulta y el 20% de los niños tienen sobrepeso, y el número de niños obesos aumenta en 400.000 unidades cada año. La nutrición excesiva parece que agrava algunas enfermedades muy comunes como la diabetes, el cáncer y las cardiopatías.
Por otra parte, la malnutrición infantil se ha duplicado y la anemia entre los niños en edad preescolar representa un nuevo desafío a afrontar en Europa. En otros países, sobre todo en la Europa del Este se ven afectados por una alimentación insuficiente y la obesidad. Los adolescentes son influenciados por las modas, los amigos y el entorno que los rodea. Ciertas prácticas sociales recaen en una dieta poco variada, alta en grasas saturadas y azúcares
En esta tesitura los talleres de cocina se nos antojan como una herramienta necesaria para corregir en lo posible estas equivocadas prácticas.
En esta ocasión, el 1 de junio de 2012, en el colegio Ibaiondo de Lakua-Bizkarra, el equipo de Slow Food Araba, dirigido por Maite González, se puso manos a la obra para jugar, disfrutar y alimentarse a base de frutas ecológicas; concretamente compartieron con dos centenares de alumnos la realización de batidos y gelatinas ecológicas. Nuevamente el secreto es hacerles partícipes de la elaboración y hacer que reconozcan el placer en el que se puede convertir una alimentación saludable.