La Trufa Negra se ha ganado a pulso el sobrenombre de ‘oro negro’. Se encuentra bajo la tierra, y dicen de ella que tiene un poder afrodisíaco, pero nadie duda de su poder de atracción en la cocina. Ella fue la anfitriona de V Feria de la Trufa Negra que se celebró en la localidad de Pobes el pasado 29 de enero de 2012.
Tuber melanosporum Vitt. Hongo ricorrizógeno de la Clase Ascomycetes, lo que significa que sus esporas reproductoras, se encuentran introducidas en ascas (sacos), pertenece al Orden Pezizales (anteriormente Discomycetes). Familia Tuberaceae. El carpóforo o cuerpo fructífero de las Trufas es hipogeo (subterráneo), tiene forma de un tubérculo globuloso, irregular, de 2 a 5 (10) cm de diámetro, cuyo peso varía de 30-40 hasta más de 200-300 gramos. La pared externa o peridio, distingue las Trufas blancas (de superficie lisa o rugosa), Tuber magnatum Vitt., de las Trufas negras.
Desde tiempo inmeriorial se ha recogido en el territorio alavés, trufa de verano (Tuber aestivium) y trufa negra de invierno (Tuber melanospporum vitt), aunque nunca se le había dado mucha importancia a esta actividad. La trufa de verano, de menor calidad y bajo precio, ha sido apreciada como alimento prácticamente sólo en épocas de escasez, tal como relatan algunos lugareños de la zona. Hoy en día, este tipo de trufa se da de forma natural junto a encinas y robles. La trufa negra de invierno es, sin embargo, de alta calidad y muy cotizada en el mercado por su elevado nivel gastronómico. Fue a comienzos del siglo XX cuando buscadores de Cataluña y Aragón se desplazaron a la Zona de la montaña alavesa en busca de esta trufa negra, interesándose por su excelente calidad. Pero no fue hasta principios de la década de los 90 cuando, en el ámbito del programa europeo 5B, se comenzó a reflexionar sobre la posibilidad de aprovechamiento de este hongo. La filosofía del desarrollo rural en las zonas más despobladas y en claro declive socio-económico, encontró en este producto una posibilidad de futuro.
La feria abrió sus puertas a las once de la mañana y desde primera hora se fueron acercando aficionados y eruditos de esta joya arropada por otros puestos de exposición y venta de productos trufados; pasadas las 11 de la mañana se celebró una exhibición de búsqueda de hongos realizada con perros en una finca situada a 100 metros de la Casa Consistorial. El hongo por el que tanta gente suspira, y al que tan pocos pueden acceder, crece mimado en Álava gracias al suelo y el clima del territorio, idóneos para su cultivo. Pero necesita ser descubierto bajo la tierra. Y para ello, el hombre precisa animales altamente adiestrados; dicen los expertos que las hembras de porcino son las mejores pero lo que se suele utilizar hoy en día es el perro. Así que Jose Luis con su perro Noa inició la búsqueda este negro diamante. La jornada, bastante desapacible. La lluvia, el frío y un cielo que amenazaba con nevera no fue el mejor escenario para esta actividad los que propició más dificultades que las esperadas en la búsqueda.
Quince minutos más tarde, también en la plaza, arrancaó el tradicional espectáculo de arrastre de bueyes. La tradicional idi-proba con Chulo, un buey de 500 kilos que demostró su supremacía dirigido por los carreteros Chuchi Larrazabal y Ekaitz Elorduy, quienes quisieron rendir homenaje a Avelino Zaballa, conocido de todos los que gustan de presenciar estas pruebas en cualquier lugar de nuestro Territorio y que hace un año fallecía como consecuencia de un accidente de tráfico.
Patxi Aizpuru, propietario del restaurante Urbano de San Sebastián, ofreció una sesión de ‘show cooking’ que fue seguida por muchísimos asistentes en el frontón de Pobes.
Los que se atrevieron con el tiempo y se acercaron a la feria, también pudieron disfrutar de la trufa en diferentes modalidades, ya que los tres bares del pueblo presentarán pintxos elaborados a base de este manjar.
El café Santa Marina presentó ‘Trufada de ciervo con reducción de vino tinto y puré de castaña’ (picada de ciervo, pan rallado, huevo, pimienta, nata, pistachos, trufa y sal.
Se sirve sobre una tosta con aceite trufado y se napa), el bar Tetxa nos ofreció ‘Albondiguitas trufadas con Rioja Alavesa reducido’ (Las albóndigas llevan ajo, cebolla, carne picada de cerdo y ternera, huevo y migas de pan. La salsa lleva unas lascas de trufa), y el bar-mesón Cantabria triunfó con la ‘Espuma de tortilla de patata trufada’ (tortilla de patata, leche y nata triturado. Pasarlo a un sifón para servir en un vaso. En el fondo lleva picadillo de chorizo y arriba trufa rallada).
También la Taberna la Era (Escota) y la Sidrería Haitzarte (Subijana de Morillas) disponían de menús cuyo ingrediente común fué la trufa negra. En Escota se ofrecía una crema tibia de patatas con perretxikos y láminas de trufa, antes del revuelto de manitas de ministro aderezado con aceite trufado. Seguido de una lubina salvaje con emulsión de óleo de trufa. La carne se sirve en forma de carrilleras con salsa de Rioja Alavesa y lascas trufadas. Mientras que el toque dulce lo aporta una croqueta de leche frita bañada con chocolate trufado. En la sidrería el menú se componía de ración de jamón ibérico rociado con aceite de trufa, seguido de foie mi-cuit con polvo trufado y confitura de manzana, dando paso a una brocheta de langostinos con bacon, salsa de trufa, miel y mostaza. El pescado resultó ser una merluza con crema de sidra y guarnición de patata trufada, seguidamente un solomillo de ternera a la brasa con salsa de boletus y sal de trufa. De postre, hojaldre de crema con chocolate trufado. Al final La lluvia y el frío no aguaron la fiesta del pasado sábado en Pobes, donde se vendieron 5,5 kilos de la preciada ‘perla oscura’ cuyo precio era de 700,00 € el kilo.
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