La horticultura proviene etimológicamente de las palabras latinas hortus (jardín, huerto, planta) y cultura (Cultivo) clásicamente significaba «cultivo en huertas»; el término se aplica también a la producción de hortalizas e incluso a la producción comercial moderna.
Sin embargo, horticultura es mucho más. Los horticultores trabajan en la propagación de las plantas, mejora de las cosechas, abono de las plantaciones almacenaje, procesado y transporte de fruta fresca, frutas del bosque, frutos secos, verduras, flores, árboles, arbustos y césped. Los horticultores mejoran el rendimiento de las cosechas, su calidad y su valor nutricional, su resistencia a los insectos, enfermedades y a los cambios ambientales. Se utiliza como una herramienta fundamental en el desarrollo de plantas que puedan sintetizar moléculas químicas para emplearlas en la lucha contra enfermedades, incluido los cánceres.
José Antonio Sánchez y Yolanda Vicente son dos jóvenes dedicados a la horticultura respetuosa con el Medio Ambiente y a la venta directa, ganadores del primer Concurso de Emprendedores “PREMIO GAZTENEK”
Hacia su explotación nos dirigimos, el 18 de julio de 2010, una veintena de consumidores y técnicos en horticultura con el objetivo de observar de primera mano el proceso que llevan sus productos hasta que llegan a nuestras manos en el mercado exterior de la Plaza los jueves y sábados. Los que anteriormente conocían sus verduras pronosticaban la calidad de las mismas y las virtudes de su frescura y sabor.
Fuimos, amablemente, recibidos por Yolanda y José Antonio a pie de la finca que pusieron en marcha en el 2004, prácticamente, sin ningún conocimiento de horticultura, por lo que su experiencia ha sido totalmente autodidacta, si bien es cierto han invertido muchísimas horas y días en cursos de perfeccionamiento y formación en la materia en la escuela agraria, en Mendikoi, etc. Especial interés han tenido siempre en la formación en cultivo ecológico y biológico, que aunque sin certificación, es la que practican.
Comenzamos viendo su última innovación, en la finca, el cultivo de vid para la producción de uva moscatel para consumo en fruto. Todavía están aprendiendo los trucos del buen viticultor para recoger el fruto esperado. También se van a embarcar, próximamente, en los castaños microrrizaos para la obtención de boletus.
La maquinaria utilizada, como nos comentaba José, no es de última generación, pero les hace el servicio esperado y a veces no es necesario gastarse grandes cantidades de dinero para disponer de lo que uno precisa en función de lo que va a trabajar y la rentabilidad que espera de la misma.
Un tractor grande para las fincas de alubias, uno pequeño para los invernaderos, sembradoras automáticas y manuales, cortacésped, un rota bator, un cultivador pequeño, una cosechadora de alubias y una germinadora son algunos de los elementos imprescindibles de trabajo de la finca en la que, al no usar herbicidas, necesitan de maneras alternativas para deshacerse de las mala hierbas como mallas anti-hierbas o la utilización azadas móviles
El cultivo de la infinidad de variedades que producen en la finca se realiza de manera escalonada con el objetivo de alargar lo más posible la obtención de frutos para su venta durante todo el año si es posible, aunque es muy difícil que en algunas épocas no le falle algo o les sobre en exceso el producto.
Emplean semillas ecológicas, para profesionales, seleccionando y mejorando las variedades de cada producto. Tienen sus propios semilleros y mantienen semillas heredadas de generaciones anteriores.
En varias zonas de sus 25.000 metros cuadrados de finca trabajan con una variante del método Gaspar Caballero adaptado a estas grandes superficies, aunque el riego es por goteo ya que lo habían instalado antes de tener conocimiento del sistema exudación de Gaspar. Tienen muy en cuenta la asociación de plantas a la hora de definir las zonas de cada producto.
En cuanto a los invernaderos, han encontrado en el mercado unos plásticos especiales que consiguen el “efecto invernadero” manteniendo el calor y a la vez dejando pasar los rayos uva con una mayor ventilación, consiguiendo una temperatura no exagerada en verano y suficiente en invierno.
Para emparrar las diferentes verduras utilizan cañas que han experimentado que son las maderas menos agresivas para las plantas.
El regadío instalado cuenta con contenedores de 50.000 litros, en superficie, que permiten que la temperatura del agua se atempere y pierda la frialdad del manantial, siempre en consonancia con la sensibilidad que demuestra, esta pareja, con los seres vivos que es el calificativo que dan a todas sus producciones.
La población natural de abejorros, junto a las colmenas colindantes, proporcionan al polinización necesaria a la floración para la producción de frutos y hortalizas sin ninguna intervención exterior. Interesante el coloquio que al hilo se estableció en la hipotética suposición de la desaparición de las abejas; parece ser que no nos iría muy bien a los humanos.
La finca la tienen que tener totalmente vallada y aun así tienen problemas con los corzos, jabalíes y conejos con los que mantienen una verdadera batalla.
Actualmente una canalización de riego y su programador les va compensar con 120 minutos diarios que dedicaban hasta ahora al riego manual y que ya los han comprometido con nuevos trabajos en la finca.
Puerros, rabanitos, infinidad de caparrones (amarillos, rojos, verdes, redondos, planos, etc.), tomates de semilla ancestral de la familia que llegan a pesar 1,800 Kg. (más de 5.000 plantas el año pasado que recogieron hasta diciembre), cherris rojos, negros, amarillos, ecológico de Crimea, Yak, de pera, calabacines redondos, calabacín con sabor a melón, calabaza, alcachofa (a finales de julio y en perfecto estado de textura), berenjenas, pimientos, cebollas, berzas, cardos, guindillas, guindillones, habas recién plantadas, guisantes, pochas, zanahorias, berzas, coliflor de cabeza blanca, naranja, verde y morada, pepinos verdes, brócoli verde y morado, pimiento de Gernika, pepinos blancos, infinidad de variedades de lechugas, cogollos, acelgas, patatas, fresas, ciruelas, manzanas, melocotón, grosellas, uva-espina, peras, cacahuetes y una infinidad de plantas aromáticas conforman el crisol de variedades que semanalmente ofrecen a sus clientes en el mercado de “La Plaza” de Vitoria-Gasteiz (con un canon no muy razonable por su presencia) y que tuvimos el privilegio de ver unidos a la Tierra que los produce.
Otra de sus fuentes de ingresos es el cultivo de la alubia (45.000 metros cuadrados aproximadamente) también con el método biológico –aunque sin certificado de ecológico- que actualmente venden en el mercado habitual.
Quieren ampliar esta producción por la demanda que tienen de tiendas especializadas y restaurantes (quizás por esa piel tan fina que proporciona un cultivo natural y sin riego, potenciando la calidad por encima de la cantidad) pero de momento no tienen producción para entrar en este mercado. Producen pinta alavesa, jaspeada y negra de Tolosa. Así que nos desplazamos hacia las fincas dedicadas a estas leguminosas. Fincas que entre varios productores locales se van rotando, combinando producciones, para potenciar el ciclo de recuperación de las tierras.
Nos cuenta José las bondades que tiene esta alubia que vemos en hileras más o menos colonizadas de hierbas (por prescindir de herbicidas) sobre esas otras que las podemos apreciar inmaculadas. Otro proyecto que tienen in-mente es el cultivo del garbanzo alavés, prácticamente olvidado y de unas cualidades organolépticas excepcionales. Pero si tienen pocos problemas, uno más, el acceso a la tierra se hace dificultoso, a pesar de que cada día hay menos agricultores la cesión de tierras está totalmente bloqueada.
Durante toda la visita estuvimos totalmente encandilados por el trabajo de estos jóvenes que intentan hacer una agricultura que todavía rompe moldes y a la que algún día tendremos mucho que agradecer e incluso “todo” que agradecer. Jóvenes que trabajan entre 14 y16 horas diarias para conseguir un humilde beneficio que lo invierten en el mantenimiento de su finca que nos proporciona al resto de ciudadanía salud y control medioambiental. “Algo falla en todo esto”
Antes de acabar la visita y dirigirnos a degustar los productos de la Finca tuvimos la oportunidad de realizar un didáctico coloquio entre los visitantes y el productor donde se pusieron de manifiesto una serie de afirmaciones relacionadas con este mundo de la producción responsable y su comercialización que merece poner de manifiesto.
Comenzando por la falta de sensibilidad municipal con este mercado de “La Plaza” que, lejos de potenciar, grava y confunde la presencia de estos agricultores, continuamos reconociendo la existencia de unos consumidores que no valoran suficientemente estos productos y que concretamente en Gasteiz confunden este mercado de productos responsables y de calidad con los mercadillos del producto plano, de la reventa y del regateo.
Situación que nos hace reivindicar con más fuerza si cabe el trabajo de nuestra organización valorizando y dando a conocer estos trabajos, estos productores y estos productos.
Como suele ser habitual la parte hedonista-práctica tan deseada por todos fue el colofón de la jornada:
Pepinos blancos
Tomate de garaje
Pimiento verde asado
Pimiento rojo
Guindilla de la casa
Guindillòn
Y cogollos de Pobes
Fueron los entrantes que continuaron con:
Una excelente alubia pinta alavesa aderezada con Delicias de Txerri perfectamente cocinados por Yolanda que además de manejar la huerta demostró que sabe de cocina y
Terminamos con unos flanes de cuajada de Yolanda y huevo de Maite realmente excelentes;
Todo ello fue regado con vino ecológico de Cándido Besa y patxarán elaborado por nuestros anfitriones;
Muchísimas gracias a nuestros anfitriones (Yolanda y José antonio) por la recepción a nuestra visita y por la excelente comida. Esperamos que sigáis con vuestro trabajo sorteando las dificultades que a buen seguro sabréis sortear.