Todos hemos visto, ya sea en películas o en grabados o representaciones gráficas, esos inmensos banquetes del medievo en los que la mesa sostenía platos vistosos y adornados, fuentes repletas de viandas y copas llenas de vino que componían la comida de reyes, nobles y damas.
Hoy en día esa estampa es sólo un recuerdo. Nuestras comidas son simples y copiosas y nuestras pequeñas mesas acogen por lo general dos únicos platos preparados con rapidez. Los avances en la industria de los alimentos y nuestro ritmo de vida han convertido el arte de cocinar y el placer de comer en una breve parada en el camino a la oficina o al colegio, y es aquí donde un movimiento nacido en Italia en 1986 alza su crítica al aire. Se trata del Slow Food (comida lenta).
El Slow Food ensalza la relevancia del acto de comer acudiendo a su fondo cultural y reivindicando los usos y formas anteriores al imperio del Fast Food , del que es antagonista. Esto ha requerido un gran proceso documentativo en cada país afiliado, a la búsqueda de recetarios antiguos y en desuso y de platos e ingredientes que traer del pasado al puchero. Además, se relaciona con el ecologismo al abogar por los ingredientes naturales y defender especies animales que antes suponían un plato común, pero a día de hoy escasean. Por esto, Slow Food es un puente entre el agricultor y el consumidor que pasa por encima de los procesos industriales a los que se somete la comida antes de llegar a los comercios con su envoltura, etiqueta y código de barras.
‘slow food’ en el mundo «Lo que comenzó como un grupo de amigos reuniéndose para disfrutar de las buenas comidas y vinos de Piamonte ha crecido hasta convertirse en una asociación internacional con miles de asociados», reza la Guía Slow Food en lo referente a la organización del movimiento, que en efecto pasó a ser en 1989 una asociación reconocida en todo el mundo. La Dirección Internacional se compone de un presidente, dos vicepresidentes designados por el presidente, un comité de presidencia de seis personas y un consejo internacional con representantes de cada país que cuente con un mínimo de 500 afiliados al movimiento. En una escala más pequeña, diversos países cuentan con sus núcleos de dirección y organización locales, denominados Convivium, palabra del latín que significa fiesta, y que actualmente están sobre todo en EEUU, Japón, Italia, Suiza, Alemania, Francia y Reino Unido. El resto de países afiliados suman entre todos 200 Convivium distribuidos por Tazmania, China… e incluso la Comunidad Autónoma Vasca.
iniciativas Para la consecución de sus ideales, esta organización internacional lanzó desde su comienzo varias campañas que actúan paralelamente. A continuación, están listadas las más relevantes.
Educación Escolar Para que la gente recupere la apetencia por los platos clásicos antes que por las comidas rápidas Slow Food ve necesario «educar el gusto» de la humanidad, y qué mejor punto de partida que los niños. Es por esto que en el Congreso Internacional de la asociación celebrado en 2003 se decidió que cada Convivium debía fundar un Jardín Escolar en donde se mostrara a los niños esta filosofía. Actualmente, existen Jardines en Suiza, Sudáfrica, China, EEUU y Reino Unido.
El arca del gusto Como parte de su campaña por la defensa de la biodiversidad, Slow Food creó en 1996 el Arca del Gusto, en donde se catalogan y conservan especies de plantas, condimentos y sabores olvidados ya en el plano gastronómico, para promover su resurgimiento. Entre los 750 productos que actualmente contiene el arca podemos encontrar algunos del País Vasco, como la sal de las Salinas de Añana en Álava.
Los baluartes El concepto de los Baluartes nació en 1999 como un subproyecto a pequeña escala derivado del Arca del Gusto. Con esta iniciativa se pretende asesorar a productores artesanales de alimentos y a agricultores para asegurar su presencia en el mercado y perpetuar así el comercio de sus productos. Aunque cada Baluarte trabaja de forma distinta al resto en función del producto alrededor del cual se ha organizado, el objetivo base de defender la biodiversidad mediante el buen comer los une y pone en común.
terra madre Así se llama al encuentro Mundial anual celebrado en Turín por los afiliados al movimiento Slow Food . Este evento reúne a miles de productores y agricultores de más de 120 naciones. En esta reunión masiva se realizan talleres y coloquios y se comparten experiencias y métodos de producción ecológicos y artesanales de acuerdo con el espíritu del Slow Food .
otras celebraciones Dada la amplia gama de alimentos por descubrir y promover, dejar la apertura del movimiento relegada a un solo evento sería quedarse corto. Los amantes del buen comer de todo el mundo acuden a otros muchos eventos como el Salone del Gusto , celebrado cada año par en Turín, y que constituye un enorme mercado de cereales, quesos, vinos y otros productos. Otros actos son los dedicados a alimentos específicos, como los lácteos, que tienen su celebración llamada Cheese , Le Forme del Latte (Queso, la forma de la leche ), o el pescado y el marisco, en Slow Fish .
citta slow Se denomina así a las ciudades que se comprometen a seguir un estilo de vida pausado y sano, fiel al espíritu del movimiento. Actualmente, en el País Vasco encontramos algunas localidades con una gran base para convertirse en Citta Slow.
slow euskadi La Comunidad Autónoma Vasca es conocida, entre otras muchas cosas, por su gastronomía, variada y de calidad. No es de extrañar pues que Araba, Bizkaia y Gipuzkoa se sumasen al Slow Food para defender sus platos e ingredientes más artesanos y típicos, como el euskal txerria o las ya mencionadas sales de Salinas de Añana. Así, el movimiento encontró en cada provincia un foco de desarrollo aún joven y no muy conocido entre los ciudadanos, pero en constante desarrollo.
Slow Food Gipuzkoa no solo es el primer foco de esta ideología en Euskadi desde 2004, sino que es el pionero de España. Cuenta con 43 miembros y apoya eventos y lugares de comercio naturales como los mercados de Ordizia y Tolosa. Slow Food Donostia ha constituido como Baluartes productos típicos y bien conocidos como son las alubias de Tolosa y el euskal txerri , promoviendo la recuperación de esta especie autóctona.
Slow Food Bizkaia es, de las tres provincias que se han sumado al movimiento, la que más recientemente se ha hecho oficial, aunque el germen del Slow Food llevaba ya cuatro años incubándose en pequeños focos de actividad independiente que les llevó a intentar unificarse bajo el sello característico del caracol de Slow Food , pero no salió bien. Mariano Gómez, Director del Convivium Bizkaia , trabaja en el estudio y preservación de las razas autóctonas, y vio en el Slow Food un medio para su defensa muy atractivo y novedoso. Así, el pasado 5 de julio Slow Food Bizkaia se oficializó aprovechando la celebración del Sukalki Eguna y reuniendo a sus 20 miembros actuales. Su junta directiva incluye a dos personas de Mungia, donde más avanzada está la instauración de la mentalidad de la Citta Slow.
Por último,Slow Food Araba lleva vigente desde 2004 y suma 100 miembros, entre los que se cuentan gastrónomos, cocineros y demás especialistas del sector. Organizan uno o dos eventos a la semana entre los que se cuentan charlas, catas y comidas, como el banquete medieval celebrado el pasado sábado, del que se hizo eco DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA y en el que se degustaron platos como humus de garbanzo y de berenjena o pinchitos de anguila, plato muy típico en tierras alavesas en la antigüedad, pero casi desaparecido hoy día por la destrucción del hábitat del pez anguiliforme. Entre sus planes para el futuro, se prevé colaborar en el Mercado Medieval que tiene lugar cada año en Vitoria y ampliar su número de socios. En este aspecto, Alberto López Ipiña relata cómo notan un creciente interés en el movimiento Slow Food que supera sus capacidades para admitir más miembros, dadas las dimensiones de su local actual.
(Publicado en Diario de Noticias de Álava el 21 de julio de 2006)