Con la asistencia de una veintena de interesados relacionados con el sector, Javier Cháves, ayudado de la traducción de Ana Digón, presentó la segunda parte del proyecto Regreso a la Tierra de Slow Food, basandose principalmente en las experiencias de la granja Ridgedale en Suecia.
¡Cultivando-Innovando-Educando para el beneficio común!
Uno de los principales problemas del sector primario (en el entorno de V-G, Euskadi, pero también a nivel estatal y europeo), es el de la falta de relevo generacional. Como resultado, se observa una continua desaparición de explotaciones agrarias, más acusado aún en el caso de las ganaderas. Las causas son múltiples y complejas, entre las que cabe destacar la escasa rentabilidad, dificultad para el acceso a tierra, condiciones de trabajo o calidad de vida, necesidad de altas inversiones, etc. Además, es evidente la falta de atractivo para el emprendizaje y la incorporación de nuevas personas a un sector que se sigue considerando “primario” pero que no parece ser prioritario.
Además, entre las explotaciones que perduran se observa una marcada especialización de la actividad (es decir, la desaparición de los sistemas mixtos, basada en la intensificación de las prácticas y la creciente dependencia de insumos (fertilizantes inorgánicos, combustibles fósiles, herbicidas, etc.) para tratar de maximizar las producciones, pero a costa de la continua degradación de los suelos (erosión, compactación, pérdida de fertilidad, biodiversidad asociada, etc.), generación de emisiones, contaminación de aguas, y a pesar de todo, con una rentabilidad económica a menudo en entredicho.
No obstante, existen referencias de modelos de producción de alimentos basados en planteamientos agroecológicos que aúnan resultados satisfactorios para los 3 pilares de la sostenibilidad: son rentables desde el punto de vista económico; desde el punto de vista social son compatibles con una calidad de vida altamente satisfactoria para las personas productoras y gozan de mayor reconocimiento social y aceptación por parte de las personas consumidoras; y desde el punto de vista ambiental contribuyen a generar suelo vivo y agua de calidad, mantener la biodiversidad e incluso a fijar carbono en el suelo (con el consiguiente beneficio para la mitigación del cambio climático).
En este sentido, el movimiento Slow Food se marcó a nivel internacional como uno de los principales retos de su documento estratégico “La Centralidad del alimento” EL REGRESO A LA TIERRA.
Según datos de ONU, en el 2009 más de la mitad de la población mundial ya vivía en las áreas urbanas y esta tendencia sigue imparable, y el oficio de la agricultura y la ganadería rara vez es contemplado como una opción de futuro para la juventud. Si esto sigue así …¿Quien cultivará nuestros alimentos?
Se hace necesario por tanto buscar fórmulas que cambien esta tendencia y Slow Food Araba se ha propuesto impulsar un proyecto para poner sobre la tierra y sobre la mesa el conocimiento y la práctica de tecnologías que ayuden a propiciarlo desde una triple visión: cultivar, innovar y educar para el bien común.
De esta manera se decidió en la asamblea anual poner en marcha el proyecto que fuera capaz de aportar dicho conocimiento y herramientas para avanzar en ese camino y en principio se propuso la posibilidad de ir a conocer in situ alguna experiencia de recorrido en este sentido.
El proyecto elegido fue la granja de Ridgedale en Suecia. http://www.ridgedalepermaculture.com
Desde ese momento se ha intentado recopilar información y ponernos en contacto para realizar una visita de la que forman parte diferentes agentes del ámbito agroalimentario de nuestra ciudad.
Sin embargo, posteriormente se ha considerado más oportuno acercar ese conocimiento y esas herramientas hasta Vitoria-Gasteiz de manera virtual.
De la mano de Ana Digón, de la asociación de agricultura regenerativa, y con la colaboración de otros colectivos en instituciones se realizó el día 11 de junio en la Sociedad Gastronómica Zapardiel una segunda presentación del proyecto.
En esta segunda jornada alrededor de una veintena de personas tuvimos la oportunidad de repasar algunas de las claves que este y otros proyectos semejantes están aplicando para que la producción de alimentos sea una profesión más atractiva, viable y vivible. Y de este modo tratar de contribuir al cambio en los sistemas de producción locales, y marcar un punto de inflexión en la evolución en la forma de producir nuestros alimentos.
Una demostración de qué es posible emprender sin hacer grandes inversiones y a una escala humana producir alimentos y construir suelo , biodiversidad y paisaje a la vez.
Este ha sido un primer paso que nos ha permitido descubrir parte del conocimiento y la tecnología que se está aplicando pero el objetivo final será ponerlo en práctica de manera colaborativa, y comunicarlo y difundirlo una vez comprobada in situ su validez, eficiencia y rentabilidad.
A juicio de los asistentes la jornada fue interesante y altamente fructífera ya abre puertas a otras alternativas de producir más acordes a los tiempos que vivimos.
Como en ocasiones anteriores terminamos con un coloquio amenizado por un pastel de Zanahoria, Kale y Puerro ecológico, Queso Artzai-Gazta, Humus de garbanzos , albóndigas de terreña con verduras y champiñones ecológicos maridados con txakolí alavés, vino de Rioja alavesa y cerveza ecológica de Oiardo.