Bionekazaritza son un grupo de personas que apuestan por un nuevo modelo de producción y de consumo de alimentos más respetuosa con el medio ambiente, la salud de las personas y en el que vuelvan a tomar protagonismo los/as agricultores/as, ganaderos/as y elaboradores/as.
Bionekazaritza fue fundada en 1993 por un pequeño colectivo de personas que disponían de huertos familiares y unos pocos agricultores, que por aquel entonces sin tener dedicados terrenos a la producción ecológica, si estaban interesados por conocer estas técnicas de producción.
Bionekazaritza surge para mostrar que la producción de alimentos sin utilizar productos químicos de síntesis, era posible, como ya se venían produciendo en el resto de Europa.
Bionekazaritza se plantea como objetivo máximo, la reconversión de todas las tierras agrícolas y silvícolas de Alava a la Agricultura Ecológica. Para trabajar por este objetivo, es imprescindible la participación activa dentro de la Asociación, no solo del sector de producción y elaboración sometido a control, sino también del sector que obtiene sus productos ecológicos en sus propios huertos familiares, así como consumidores de productos ecológicos. Así mismo, es necesaria la colaboración con Instituciones, Asociaciones y en general con quienes trabajen dentro de la A.E.
En Bionekazaritza consideramos que el sector productivo, debe establecer relaciones especiales con consumidores , para lo cual facilitará visitas a sus granjas a este sector.
Bionekazaritza colabora con diferentes campañas; las campañas antitrasgénicas, campañas que estimulen el consumo local de los productos ecológicos y las que promuevan la soberanía alimentaria de los pueblos.
Siendo la biodiversidad una herramienta imprescindible en el modelo de producción ecológico, Bionekazaritza actuará en su defensa, según sus posibilidades, promoviendo la instalación de setos, instando el reconocimiento de éstos como superficie agraria útil, defendiendo la no agresión a la vida salvaje, y el uso de medios y productos ecológicos en el medio silvícola.
En esta ocasión organizaron el pasado 24 de junio un mercado de 10 productores ecológicos:
1. Ismael de Maturana, con su ternera ecológica
2. Mikel Kormenzana. Frutos y mermeladas
3. Beltzitina. Frutos y mermeladas
4. Zumos y sidra de Iturrieta
5. Artepan
6. Candido Besa. Vino
7. Ugala. Quesos y yogurt
8. Pastas Lauhaize
9. Fernando Frias. Huevos
10. Ramon y Mónica de Piedra papel y tijera en Salcedo.
Comenzó el Laboratorio del Gusto Aitor Buendía dando una visión general de la Organización Slow Food, su trabajo y esa herramienta que utilizamos como es el LABORATORIO DEL GUSTO para abordar la cuestión alimentaria que sigue siendo un reto pendiente a pesar de los numerosos eventos y continuas experiencias que proliferan en nuestra ciudad orientadas hacia un sistema alimentario más sostenible, en su mayoría promovidos por una numerosa relación de agentes concienciados y decididamente implicados, pero algunos de ellos incluso desde dentro del propio ámbito municipal (huertas de ocio, alimentación en haurreskolak, etc.). Sin embargo resulta llamativa la escasa atención a la cuestión agroalimentaria en algunos de los documentos publicados durante los últimos años.
Por tanto, y dado que el alimento es un elemento central en nuestras vidas, se puede y se debe erigir en parte central de la solución a los retos que plantea la situación actual de crisis ecológica, social y económico-financiera de la sociedad en general, y de nuestra ciudad en particular: generación de empleos y desarrollo económico; fomento de hábitos saludables, adaptación a escenarios de cambio climático, crisis energética, reducción de emisiones y mitigación; lucha frente a la pobreza y desigualdades sociales, etc. Para ello, es preciso avanzar más allá de las actividades meramente de sensibilización para empoderar verdaderamente a la ciudadanía a través de la creación de entornos favorables a la producción, comercialización, selección y consumo de alimentos locales, saludables y sostenibles. Y la generación de sinergias entre las iniciativas existentes tanto actualmente como en el futuro, es imprescindible para lograr una mayor difusión dentro de nuestra sociedad y atraer a otras personas que actualmente quedan al margen de estos circuitos.
No hace mucho comentábamos que la experiencia de los laboratorios del gusto antes, y de los huertos escolares después, unida a la cantidad de citas didácticas que hemos creado a lo largo de los años y a la incesante actividad editorial de nuestra asociación, nos ha permitido convertirnos en un punto de referencia para la didáctica conectada a los temas del gusto, del ambiente, de lo agroalimentario.
Todas estas experiencias y estas capacidades dieron vida en 2004 a la Universidad de Ciencias Gastronómicas, pionera en el mundo que ha servido para otras experiencias en distintos países.
Hemos de garantizar a los jóvenes los instrumentos necesarios para practicar lo que sostenemos y aquello por lo que trabajamos. Las futuras generaciones son nuestra más grande inversión, y deben poder ubicar el alimento en el centro de sus vidas, deben poder regresar a la tierra con plena conciencia de cuan importante es cultivar o ser coproductores. Todo ello no puede prescindir de una visión educativa interdisciplinar y compleja, de un enfoque holístico. He aquí por tanto cuál debe ser el contenido principal de nuestras acciones educativas: la complejidad, las conexiones. Hace falta estudiar los elementos individuales, cierto, pero es necesario hacerlo con igual atención con las dinámicas de reciprocidad que los vinculan. En el modo en que impartimos educación reside también un fragmento de ese cambio que necesitamos. Todos los actores sociales del cambio, o sea, todos aquellos que lo desean ver realizado, poseen igual dignidad y son fuente de saber. Los investigadores, los niños, las plantas, los animales, los ancianos, los jóvenes, los productores: cada uno de ellos es una pieza de ese conocimiento que nos sirve, cada uno de ellos debe hallar lugar y modo de comunicar aquello que sabe y de aprender de los demás.
Los objetivos que Slow Food se impone para los próximos años tienen una particularidad educativa de la que no es posible prescindir, y hemos de hacernos también portadores de estos estímulos para las políticas de nuestros países y para las políticas supranacionales, a fin de que la acción educativa intrínsecamente ligada a una producción sostenible de alimentos, sea acogida y valorizada como elemento ulterior de cualidad y de protección del patrimonio cultural de una comunidad. Nosotros, gente de Slow Food, nos dedicamos a la educación, a diferentes niveles, en diferentes contextos, dirigiéndonos a todos (de los niños a los abuelos, de los agricultores a los ingenieros) y en todos los rincones del mundo, y nos proponemos un compromiso aún mayor en este ámbito, según un modelo que valoriza y sostiene las dinámicas de la reciprocidad, de la convivialidad, de la pequeña escala y de la defensa de los bienes comunes.
Hemos de ser cada vez más permeables, acoger y enlazar en red a quien educa con nuestro mismo espíritu, para multiplicar las posibilidades de alcanzar el objetivo común de un futuro en que el alimento reconquiste finalmente la centralidad que merece.
Una vez presentados los ponentes tomó la palabra Nerea responsable de Bionekazaritza que dio una visión de la Asociación de la que hemos hablado más arriba; seguidamente productoras y productores (las verdaderas protagonistas de esta feria) fueron contando a los presentes cuantas iniciativas están desarrollando en sus explotaciones ecológicas. Txema Pascual, Ismael Ruiz de Azua, Lorentzo Gorroño y Xabier Alonso fueron desgranando sus experiencias mientras las cocineras de Slow Food Araba servían la pasta ecológicas de Lau Haize, la carne de Ismael, el pan de Artepan, el vinos de Candido Besa, la sidra de Iturrieta o las mermeladas de Beltzitina.
Mila esker guztioi zuen lanagatik.